Las Vegas, Nevada
Omar Carrillo/Enviado
Saúl 'Canelo Álvarez vs. Chávez Jr.; El niño de las paletas vs. el heredero del padre
Ambos boxeadores tuvieron infancias complejasa que los han llevado hasta donde están. Este sábado se enfrentan en Las Vegas.
A uno le llamaban cariñosamente Santitos en casa, el otro siempre fue conocido como el hijo del César del boxeo.
Ambos se han forjado un presente en el pugilismo y pese a lo que se piense ninguno tuvo una infancia o una vida fácil.
Este seis de mayo se enfrentan en Las Vegas en una pelea de orgullo que paralizará, seguramente, a todo México.
El niño de las paletas
A los cinco años, Saúl ya trabajaba con su papá -que se llama Santos- haciendo paletas de hielo y jalando el carrito para las aguas.
Un par de años más tarde, ya las vendía en los camiones en Guadalajara en una lucha diaria por sobrevivir al lado de sus siete hermanos.
Pelirrojo y pecoso, todos los días le echaban carrilla y diario se peleaba. Lo del boxeo nació para defenderse de las burlas por ser diferente a los demás, pero también por la influencia de su hermano Rigoberto ‘Español’ Álvarez, boxeador profesional, que le enseñó los primeros pasos en el deporte de los puños.
Nunca le gustó la escuela y su camino no estaba por ahí. Era vago y peleonero y a los 13 años decidió hacerse boxeador. Su primer y único coach, José Reynoso, lo llamó entonces “Canelo” y sus alcances no tuvieron barreras.
Aquel chico pelirrojo, se volvió campeón mundial en peso superwelter y mediano, pero sobre todo se ganó uno de los apelativos más duros de obtener en México: el de ídolo de boxeo.
El hijo del padre
El que piense que la vida de Julio César Chávez Jr. transcurrió en un paraíso se equivoca. Hijo de la leyenda más grande del box mexicano, nació prácticamente con los guantes puestos.
Él mismo ha descrito su infancia más bien como un infierno. Desde que tiene uso de razón se recuerda a sí mismo cuidando a su padre y su cartera cuando tomaba o se drogaba. Así durante muchos años.
La herencia pugilística de su progenitor siempre estuvo ahí, pero se alimentó con detalles como el de que el excampeón le ponía los guantes a otros niños que pasaban por su casa y les decía que recibirían 500 pesos si le pegaban a su hijo.
Cuando sus padres se divorciaron, su madre se lo llevó varios años a Estados Unidos para alejarlo del boxeo. No funcionó.
Luego Julio César Chávez Jr. ha debido luchar con el peso de su nombre y apellido en un terreno que pega más duro que el propio ring.
Ha sido campeón mundial de peso medio y ha remado siempre contracorriente por las permanentes comparaciones con su padre.
Una larga rivalidad
En el camino de la vida, ambos boxeadores -el niño de las paletas y el heredero del padre- tuvieron altas y bajas, y escándalos también.
Y casi por accidente, generaron una larga y compleja rivalidad siempre a la alza entre dichos y desdichos.
Este sábado, por fin se verán frente a frente sobre un ring.
Ahí, entre las cuerdas, el pasado cuenta tanto como el presente, contrarios los de ambos entre sí y la victoria, y la gloria, solo aguarda a uno de ellos.