Parece que fue antier pero ya han pasado 23 años. Fue el 1 de mayo de 1994 cuando el mundo vio cómo el mítico Ayrton Senna se estrellaba a 300 kilómetros por hora en la curva de Tamburello del Circuito de Imola, en pleno Gran Premio de San Marino, y horas después quedaba en shock cuando se confirmaba su muerte.
A 23 años del adiós de Senna
Se cumplen 23 años de la muerte de Ayrton Senna, multicampeón de la Fórmula Uno, en pleno Gran Premio de San Marino
Se corría la tercera fecha de la temporada, en la que Senna tuvo un inicio complicado porque no pudo terminar las carreras de Brasil y del Pacífico en Japón.
El piloto estaba incómodo con el asiento de su Williams y por eso pidió modificaciones, decisión que después el mundo lamentaría.
Además, en la clasificación de San Marino, 24 horas antes de la tragedia del brasileño, había fallecido el conductor austríaco Roland Ratzenberger.
Con el tiempo ya transcurrido podemos decir que entonces había presagio de más pena. Y lamentablemente esta llegó.
El domingo, el día de la competencia, Senna no pudo virar en Tamburello, en la séptima vuelta, porque su barra de dirección no funcionó.
En el casco recibió impactos de la rueda derecha y del cemento de la valla de contención, que le provocaron diversas fracturas de cráneo.
Ayrton fue llevado en helicóptero al hospital con muerte cerebral y horas después se confirmó lo inevitable. La investigación determinó que las modificaciones a su asiento habían propiciado en parte la falla de su auto. Ahí quedó el piloto y comenzó la leyenda.
Senna siempre fue considerado un conductor audaz, que dominaba con sus manos el bólido en pleno desarrollo tecnológico de la categoría.
Por supuesto, su sabiduría le permitió cuidar su auto en todos los aspectos como pocos.Su fuerte temperamento lo llevó a tener rivalidades legendarias con el francés Alain Prost y con el británico Nigel Mansell, por citar a algunos.
Nació en cuna de oro y nunca ocultó su egolatría. Inició con todas las comodidades pero desde siempre demostró su capacidad, llegó a la cumbre y supo mantenerse.
Por eso se le respetaba y se le apreciaba.Después del 1 de mayo comenzó su leyenda. En Brasil incluso llegó a decirse que era más admirado y querido que el mismísimo Pelé.
Por supuesto, sus números lo ponen en la mesa de los más grandes de la Fórmula Uno, la máxima categoría del automovilismo: a los 34 años consiguió un tricampeonato mundial (1988, 1990 y 1991), 41 victorias, 80 podios y 65 pole positions.
Le quedaban varios años al más alto nivel pero el mundo ya no pudo ser testigo de más glorias del brasileño. A 23 años de su partida, al gran Senna se le recuerda con nostalgia.