Bien dicen que los Juegos Olímpicos se conquistan con medallas pero se nutren con historias. Hay imágenes que pasan a la posterioridad por un sentimiento que el mismo evento se encarga de impulsar.
“Sí, quiero”, la respuesta de amor y tolerancia que se dio en Río 2016
Isadora Cerullo y su novia dieron una de las imágenes más entrañables en lo que va de Juegos Olímpicos.
No siempre el más rápido, el más alto o el más fuerte pasa a la historia. El lema de los Juegos Olímpicos es mucho más amplio y en ocasiones tendría que reconsiderarse pues las anécdotas más gloriosas no siempre se dan en la victoria.
Poco importa que el equipo de Rugby 7 brasileño haya quedado en el noveno sitio en el escalafón de dicho deporte. Lejos de la medalla, lejos de la gloria, Isadora Cerullo encontró su victoria a unos metros del lugar donde la derrota la eliminó.
La jugadora de rugby fue interceptada por su novia llamada Marjorie, una voluntaria olímpica, quien le hizo una propuesta para que ambas se casaran. “Un Sí, quiero”, retumbó a unos metros de las gradas donde la esperaban decenas de medios de comunicación atentos a disparar sus flashes para inmortalizar uno de los mejores momentos de los Juegos Olímpicos.
Sellando el momento con un beso, Isadora y Marjorie dan un mensaje de tolerancia y respeto a un mundo que en muchos sitios, se resiste a aceptar la igualdad de género y los derechos de la comunidad LGBT. Como en casos así, no hay medalla que celebre un triunfo tanto personal como general.