No hay competencia que China no abarque, y hay pocos deportes en los que se hayan trazado ser potencia y al final no lo consiguieran. En ese marasmo de dudas sobre los derechos humanos a los que son señalados sus atletas, nacen los eternos cuestionamientos históricos de dopaje que han privado en los países comunistas.
Sun Yang, el oscuro 'bad boy' de la natación china
Las polémicas deportivas y extradeportivas han puesto al hoy medallista olímpico como uno de los personajes 'non gratos' de Río.
Sun Yang no tiene las 19 medallas de oro que tiene Michael Phelps, y su nombre no llega a ser tan conocido como el del australiano Ian Thorpe, sin embargo, es la nueva figura china que amenaza con competirle a los más grandes nadadores actuales y del futuro.
En unos Juegos Olímpicos que se han marcado por la polémica del dopaje y los cuestionamientos disciplinarios de los atletas, Sun Yang rompe el molde del deportista chino, normalmente tímido, sonriente, amable, educado y hasta cierto punto misterioso, para entrar a esa dinámica del personaje hosco, grosero y soberbio. El nadador chino decidió hacerse popular por factores deportivos, pero también extradeportivos.
En una alberca, durante un calentamiento previo a nadar en una final de 1,500 metros en los Mundiales de Natación en Kazan, Sun Yang tuvo a bien encararse con una colega brasileña, pegarle un empujón y de paso amagar con darle una patada para que se hiciera a un lado y lo dejara trabajar tranquilo.
“Le sacó el pie y se lo pasó por encima. Ella se molestó y se le enfrentó, él le metió un codazo e intentó darle un puntapié. No llegó a haber violencia, pero enseguida los entrenadores le pedimos explicaciones. Sun Yang dijo que ella lo estaba molestando, y le respondimos que la piscina no era suya, sólo para él”, sostuvo en aquella ocasión Alberto Pinto da Silva, entrenador de Larissa Oliveira, con quien Sun Yang tuvo el conflicto.
Y las polémicas no acaban ahí. Tras ese penoso momento, Sun Yang destruyó a golpes un locker del vestuario masculino; meses más tarde, fue detenido sin carnet de conducir tras sufrir un accidente de tráfico, lo cual le generó grandes críticas en China y una multa de siete días en prisión. Un año después, despidió a su entrenador luego que se difundieran fotos comprometedoras del nadador en un avión con una azafata.
Sun Yang era un héroe, pero su descrédito fue en aumento al grado de ser uno de los personajes menos queridos en China, y por supuesto, de todos sus compañeros de natación fuera de sus fronteras. En estos Juegos Olímpicos de Río es común verlo solo y sin el aliento o el saludo de algún otro nadador.
Pero al final, los escándalos por su comportamiento se quedan atrás cuando el señalamiento llega con un tema deportivo que es grave: el dopaje. Sun Yang ha sido cuestionado en estos Juegos por ser un atletas que podría participar en Río bajo los efectos de alguna sustancia; ya en el pasado, el nadador fue suspendido por cuatro meses al usar un medicamento prohibido para los atletas.
Luego de ganar los 200 metros libres, el nadador francés Camille Lacourt abrió la caja de pandora al recetar unas duras palabras en contra de Sun Yang: “Nunca he tomado un producto prohibido, pero cuando veo a los otros, da la impresión de que sí. No tienen nada que hacer en el deporte. Deberían hacer su Federación de dopados y competir entre ellos. Me asquea ver a tramposos en los podios. En el 200 libre, Sun Yang, mea violeta (me da asco)”.
Luego que el chino obtuviera la primera medalla de oro para China en natación, subió al podio, se colgó la medalla de oro olímpica y festejó completamente solo su logro. Asqueados sus rivales, decidieron apartarse y ni siquiera felicitarle su triunfo. Solo completamente.
Hace cinco exactamente, Sun Yang ironizó y se burló de Mack Horton sobre su desempeño en la piscina. El australiano le respondió ganando la medalla de oro en 400 metros, dejando a Sun Yang con la presea de plata; acabada la competencia, como un mal perdedor, el nacido en China se quitó los visores y comenzó a llorar de rabia. Ese es Sun Yang, un personaje oscuro, nada querido y salpicado de escándalos.