Un día como hoy: el espectacular recuerdo de Barcelona 92

Entre toda la fastuosidad y espectáculo que significa cada ceremonia de inauguración en unos Juegos Olímpicos, hay una que se mantiene en el corazón del mundo del deporte. Barcelona 92 marcó un antes y un después en la forma de sorprender al mundo.

Un día como hoy, pero de 1992, el Estadio Olímpico de Montjuic se convirtió en el epicentro del deporte, considerada la máxima expresión de la humanidad. Daban inicio unos Juegos Olímpicos entrañables, el certamen de Vitali Shchebo y sus seis oros, el de los acabados a la leyenda escrita por Carl Lewis y, desde luego, el del nacimiento del ' Dream Team' en el basquetbol.

Pero la ceremonia de inauguración estuvo marcada por una entrañable hospitalidad de Cataluña para el mundo. Danzas aragonesas, las sevillanas, el flamenco, todo aderezado con una voz tan autorizada como portentosa: la de Plácido Domingo, todo bajo el cobijo del inolvidable tema que Freddie Mercury, fallecido el año anterior, cantó junto a Montserrat Caballé: un himno que Barcelona hizo suyo.

Si algo tienen las ceremonias de inauguración es la intriga, las dudas que rayan en apuestas del quién y cómo se encenderá el pebetero que alumbrará las justas deportivas por dos semanas. Muhammad Ali en Atlanta, Cathy Freeman en Sydney o Li Ning en Beijing asombraron en su momento, aunque la tendencia, sin duda, inició en Montjuic.

Sobre el final de la ceremonia, el último relevo de la antorcha llegó al arquerista Antonio Rebollo, deportista paralímpico orgullo de España. Incendió su flecha para dispararla hacia un horizonte glorioso donde sobresalía el pebetero. Sí, una ilusión óptica, pero la inocencia se mezclaba con la incredulidad y el asombro de cómo se ponían en marcha simbólicamente los Juegos Olímpicos.

Más de 12 mil atletas participaron en la ceremonia que contó con una audiencia de más de 3000 millones de espectadores en el planeta, una ceremonia inolvidable y que ocurrió un día como hoy, pero de hace 27 años.