Por Luciano Wernicke:
Un traje de baño y unos guantes de boxeo destacan entre los grandes olvidos olímpicos
Los deportistas, en medio de las justas, han dejado elementos que han producido, incluso, una descalificación.
El 29 de julio había arrancado mal para el boxeador iraní Ali Kazemi. El púgil asiático se levantó tarde, demoró con su desayuno y, cuando se dirigió a abordar al micro que debía transportarlo de la Villa Olímpica al Pavelló Club Joventut Badalona, el muchacho descubrió alarmado que el ómnibus ofrecido por los organizadores de los Juegos de Barcelona 1992 ya había partido.
Desesperado, Kazemi consiguió de milagro un taxi que lo llevó a toda velocidad hasta el estadio cubierto donde debía enfrentar al pakistaní Mohammad Asghar en la primera ronda del torneo para la categoría crucero’.
Al llegar, el iraní pagó la tarifa, bajó a toda prisa del automóvil y se presentó para la pelea con el tiempo justo. Sin embargo, al ingresar al vestuario para cambiarse, Kazemi advirtió que, entre tanto nervio por arribar en horario, había olvidado sus guantes en el taxi. Sin esos elementos fundamentales para el combate, el desdichado iraní fue descalificado. El día, que había comenzado mal, terminó peor.
Pero más vergonzosa fue la historia protagonizada por el nadador paquistaní Jaffar Alí Shah en los Juegos de Londres 1948. La mañana del 4 de agosto, el atleta se acercó con tranquilidad al borde de la ‘Pileta Imperial’ de Wembley para intervenir en su eliminatoria.
Segundos antes del disparo inicial, Alí Shah se quitó la bata y, para su enorme sorpresa, descubrió que había olvidado calzarse la malla. Avergonzado por exhibirse sin su traje de baño ante el público, los demás participantes y los jueces, el paquistaní saltó al agua para ocultar su desnudez. Desde la pileta, Alí Shah solicitó que se retrasara la carrera hasta que alguno de sus compañeros le acercara su malla.
Los organizadores no pusieron ningún reparo, sobre todo porque esa prueba era, justamente, los 100 metros espalda. Subsanado el inesperado papelón, el paquistaní sufrió otro bochorno: se despidió de los Juegos tras finalizar último en la eliminatoria.
Una más...
* En los Juegos de Londres 1908, el tirador local George Barnes no pudo participar por olvidarse los documentos.
* La oficina de objetos perdidos de la Villa Olímpica de Múnich 1972 recibió... ¡un ojo de vidrio!
* El tenista chileno Nicolás Massú olvidó sus dos medallas doradas en la habitación de la Villa Olímpica de Atenas 2004.
* El remero holandés Diederik Simon (plata en Atenas 2004) perdió su medalla en el asiento de un taxi.
* La oficina de objetos perdidos de la Villa Olímpica de Barcelona 1992 recibió un cheque al portador por 40 mil dólares.
* En Londres 2012, la policía perdió el juego de llaves que abría las puertas del estadio de Wembley.