Sin duda es una sorpresa que los Washington Nationals hayan logrado escabullirse para disputar su primera Serie Mundial, aunque si se mira al equipo como la octava nómina más elevada de las Grandes Ligas, tal vez no lo sea tanto, pero si la perspectiva va en torno a cómo una de sus áreas más débiles se ha regenerado y respondido a la hora buena, puede que sí sea bastante sorpresivo.
El bullpen de Nationals resurge de entre sus cenizas en Playoffs
Un repentino giro en el desempeño del relevo de Washington mandó al equipo a la Serie Mundial.
No hablamos, desde luego, de la rotación del equipo, que ha sido muy dominante y en buena medida uno de los factores por los que los Nats se mojan por primera vez los pies en las aguas del Clásico de Otoño. Nos referimos al bullpen, que durante la temporada regular fue una piedra en el zapato (con picos y filos) para Washington, pero que en los juegos que más importantes, en los Playoffs, ha estado excelso.
La más reciente muestra de ello fue lo acontecido en el Juego 4 de la Serie de Campeonato de la Liga Nacional, cuando el relevo se encargó de lanzar cuatro entradas en blanco para aplacar la rebelión que estaban montando los St. Louis Cardinals y avanzar a su primera Serie Mundial.
Durante la temporada regular, el bullpen de Washington arrojó un grueso 5.66 de efectividad, para ser precisos, el peor de las Grandes Ligas. Pero las cosas dieron un vuelco muy interesante cuando empezaron los partidos de mayor relevancia. Y quizás algo, o mucho, tuvo que ver un factor externo: el abridor, convertido en relevista, Stephen Strasburg, quien lanzó tres innings en blanco en el juego de comodines, y luego el cerrador Daniel Hudson se encargó de lanzar un noveno capítulo perfecto para sellar la victoria ante los Milwaukee Brewers.
Ese optimismo con el relevo duró poco y las cosas 'volvieron a la normalidad' en la Serie Divisional ante Los Angeles Dodgers, ya que el bullpen permitió 14 carreras en los primeros nueve innings de labor en esa confrontación, con un estratosférico 14.04 de efectividad que dejó a Washington en un agujero de 2-1 en la serie a ganar tres de cinco.
Pero luego las aguas fueron tomando su nivel con un mejor uso de las piezas, comenzando con la más cara de este grupo, el zurdo Sean Doolittle (10.5 millones por cinco temporadas), lanzó 1.1 entradas sin permitir daño, seguido de Hudson quien se hizo cargo de los dos últimos outs en el Juego 4 que ganaron los Nats para forzar al quinto y decisivo. Esos dos innings no parecieron ser la gran cosa pero les dio a los Nats el empuje necesario para concretar la proeza.
Para el Juego 5, el manager, Dave Martínez, recibió otros cuatro innings de espectacular trabajo de sus relevistas. Tanto Doolittle como Hudson, quien llegó al equipo con contrato de ligas menores, procedente de los Angels antes de ser canjeado desde Toronto para aterrizar con los Nationals, se combinaron para otro par de exitosos episodios. De hecho Hudson en la presente Postemporada no ha permitido una sola anotación en 5.2 entradas de trabajo.
Esa inercia positiva continuó en la Serie de Campeonato ante los St. Louis Cardinals con una labor de los relevistas de 9.1 entradas y apenas una carrera admitida. No puede, sin embargo, restársele crédito al pitcheo abridor. Tanto Stephen Strasburg como Max Scherzer son reconocidos por permitir poco desgaste al bullpen y también lo que han aportado Aníbal Sánchez y Patrick Corbin.
Cabe decir que Martínez ha reducido el número de lanzadores relevistas de los que ha echado mano en estos Playoffs, teniendo presentes a quienes han rendido mejor y marginando a quienes no han sido efectivos. Sin embargo, la más dura prueba está en camino: la Serie Mundial y medirse a una poderosa ofensiva como la de los Houston Astros.