Los Astros llegan por primera vez a la gloria de las Grandes Ligas a costa de los Dodgers
Houston derrotó a Los Angeles en el Juego 7 de la Serie Mundial, para darle el primer título a la franquicia tras 55 años de existencia.
Fueron 55 años de espera. Desde aquellos Houston Colts 45 de 1962 hasta los Astros de 2017, con aquel estadio vanguardista que fue emblema del béisbol, una Serie Mundial donde resultaron barridos. Los años de ver desfilar a otros con el Trofeo del Comisionado han terminado.
Los Houston Astros son los nuevos campeones de las Grandes Ligas al vencer en el Juego 7 del Clásico de Otoño a unos Dodgers de Los Angeles cuya espera por su séptima corona llegará a las tres décadas por lo menos.
La franquicia que por décadas fue una de las más medianas de la MLB. La del deslumbrante Astrodome de los años 60; la que llevó por primera vez una Serie Mundial a Texas y -ahora- un campeonato; la que este año vio a su afición sufrir los estragos del huracán Harvey, hoy le da la mayor de las alegrías a la ciudad del sur de Texas, aún herida por el meteoro.
Los Dodgers pagaron cara la osadía de mandar a un abridor que había fracasado apenas hace unos días ante estos Astros, pero, más que eso, se estrellaron con una inusual ineficacia ofensiva al batear de 1-13 con hombres en posición de anotar.
Si existían dudas sobre Yu Darvish tras su actuación en el Juego 3, parecían perfectamente fundadas apenas inició el partido. George Springer abrió con un doblete y en el siguiente turno, Alex Bergman conectó una rola a la zona de segunda base, pero Cody Bellinger fue por la pelota, falló en su lanzamiento a Darvish y permitieron la primera carrera del partido.
Inmediatamente después, Bellinger le dominó una rola a José Altuve, pero Bergman, quien previamente había robado tercera, anotó en bola ocupada el 2-0. Y los Dodgers apenas habían sacado el primer out.
Lance McCullers Jr. salió del duguout con ventaja de dos carreras, pero tampoco salió bajo control. Los Dodgers le llenaron la casa, sin embargo, Joc Pederson fue dominado con rola a segunda y los Astros salieron del apuro sin daño.
Lo que los Dodgers no pudieron aprovechar, se lo cobraron los Astros con creces en la siguiente entrada. Una base por bolas a Brian McCann y un doblete de Marwin González encendieron las señales de alerta para que el propio McCullers apoyara su labor para impulsar a McCann en rola a segunda.
Pero en el siguiente turno, Springer volvió a aparecer y se voló la barda por el jardín central para poner el score 5-0. Darvish volvió a explotar en una entrada y dos tercios, tal como pasó en el Juego 3, pero aquella vez dejó el partido 4-0 en contra.
La respuesta de los Dodgers en la baja de la segunda fue dejar a dos hombres en base. A esas alturas, ambos equipos habían puesto en las almohadillas a cinco corredores y los Astros ganaban por cinco carreras.
Después de un breve relevo de Brandon Morrow, Clayton Kershaw entró a poner orden en la lomita y paró en seco al ataque de los Astros al sólo aceptar dos hits en cuatro entradas.
Los Dodgers se cansaron de desaprovechar hombres en base, fueron nueve solamente en las primeras cinco entradas, pero en la sexta finalmente respondieron cuando, con corredores en primera y segunda, Andre Ethier conectó un sencillo que llevó a home a Pederson para el 5-1.
Pero fue el único daño y volvieron a dejar gente en los senderos.
Los Dodgers simplemente no pudieron levantarse y conforme pasaron las entradas, el silencio aplastó a un Dodger Stadium que no había visto perder a su equipo en una Serie Mundial desde los años 70.
En tanto, para los Astros, se corona el trabajo de años por llevar a un equipo de bajo perfil a lo más alto, que por primera vez, y con toda justicia, le hizo honor a su nombre.