El béisbol está lleno de supersticiones y esta Serie Mundial ha sido el ejemplo más representativo de ello. Los Chicago Cubs apostaron por un presidente de operaciones que llevó a los Boston Red Sox a su primer título en 86 años a modo de exorcista, y es cierto, llegar a su primera Serie Mundial en siete décadas no es poca cosa, pero alargar la espera que ya es de 108 años por un título, sólo entra en la desesperanza pura.
Los Indians están a una victoria de su primer título en 68 años
Con una pizarra de 7-2, Cleveland se puso al frente 3-1 en la Serie Mundial sobre los Chicago Cubs
Porque parece que hacia allá van. Pero su agonía representa también la alegría de unos Cleveland Indians que hoy están a una victoria de su primer campeonato en 68 años que, en efecto, tampoco es poca cosa. En 1997 cayeron en siete juegos, el último de ellos en la entrada 11, ante los Florida Marlins, pero nunca desde la edición de 1948 estuvieron al frente 3-1 en la Serie Mundial, precisamente la última que ganaron, por 4-2 ante los Boston Braves.
Este sábado, los Indians vencieron con autoridad 7-2 a unos Cubs que pagaron caros sus errores, sus tiros imprecisos en el cuadro y un pitcheo irregular. Es decir, a Chicago se le olvidó que fue el mejor equipo de la temporada regular con 103 victorias en el peor momento posible.
Los Cubs parecían resurgir desde la primera entrada, cuando Anthony Rizzo conectó un sencillo que empujó a home a Tyler Naquin, pero apenas en la segunda, Carlos Santana contestó con un home run solitario, el primero en Serie Mundial en Wrigley Field desde el 8 de octubre de 1945, y apenas después, el abridor de los Indians Corey Kluber apoyó su labor con un infield hit a tercera que llevó a Lonnie Chisenhall a la registradora. Los Indians ya ganaban 2-1.
En el siguiente episodio, Francisco Lindor amplió la ventaja con un sencillo al jardín central que llevó a Jason Kipnis a home. En la sexta, Chisenhall conectó un fly de sacrificio con el que Lindor anotó el 4-1 y apagó a la afición en el Wrigley Field.
El veterano John Lackey, campeón con los Angels y los Red Sox, no tuvo su mejor noche en su primera aparición en Serie Mundial con los Cubs, con labor de tres carreras -dos limpias- en cinco entradas.
Pero lo que sepultó a Chicago fue la fatídica séptima entrada, en la que Jason Kipnis se voló la barda por el jardín derecho y puso tres carreras más en el marcador. A partir de ahí, 1908 se ve cada vez más lejano. En la octava, un home run solitario de Dexter Fowler puso el score final, poco más decoroso.
Este domingo Cleveland puede acabar con los 68 años de sequía, en casa de unos Cubs que pusieron su terrible marca en Serie Mundial en el Wrigley en 2-13. Si Chicago se levanta, tal vez sólo sea prolongar la agonía, pues vendrán dos partidos en el Progressive Field.