Opinión: Estamos ante el partido de béisbol más importante de esta generación
El Juego 7 entre los Indians y los Cubs encierra suficientes elementos para ponerlo como el más importante de la MLB en al menos 20 años
Es cierto: el título de este artículo son fuertes declaraciones. Muy fuertes. Cada Serie Mundial encierra muchas historias y el campeón deja su nombre inscrito para la eternidad, pero las implicaciones del partido que definirá al campeón de las Grandes Ligas en 2016 van más allá.
El Juego 7 del Clásico de Otoño entre los Chicago Cubs y los Cleveland Indians le permitirá a casi todos los aficionados de la novena ganadora (seguramente todos en el caso de los Cubs) ver por primera vez campeón a su equipo. Para quien ha seguido medianamente esta serie a lo largo de los últimos días, ya no es nuevo el dato de los 108 años de los Cubs y 68 de los Indians de sequía.
No ha habido otro mito de las Mayores más famoso que la maldición de la cabra. El único que se le compara es la del “Bambino”, que condenó a los Boston Red Sox a 86 años sin un campeonato y, si nos ponemos exquisitos, 95 sin celebrar uno en Fenway Park.
¿Realmente terminó la maldición de la cabra?
Si empezamos a hacer comparaciones odiosas entre partidos de Series Mundiales para nuestra generación, digamos, de 1995 a la fecha (el año posterior a la huelga), habría que preguntarnos si el juego que le dio el título a Boston en 2004 se equipara. Sin restarle nada de importancia, la respuesta es que no. Por dos motivos: porque Boston barrió en esa serie y no tuvo la tensión de matar o morir en un Juego 7; y porque su rival, los St. Louis Cardinals, tenían “sólo” 22 años sin título, no los 108 años de los Cubs, ni los 68 de los Indians.
Otro factor: puede ocurrir el primer regreso de un campeón de la MLB después de estar abajo 3-1 desde 1985. Los últimos fueron los Kansas City Royals ante los Cardinals (otra vez los Cardinals). Y como curiosidad-coincidencia-cósmica, en la NBA acaba de ocurrir: los Cleveland Cavaliers se la hicieron a los Golden State Warriors, aunque esta vez el equipo de Cleveland sería el derrotado.
Pero por sobre todas las cosas: el morbo, si así se le puede llamar, está más del lado de los Cubs. La maldición que sufrió la ciudad de Cleveland, con 52 años sin un campeonato deportivo profesional y que acabó con el triunfo de los Cavs, sólo es atribuible a factores del juego, pero lo de los Cubs ya tiene implicaciones hasta metafísicas, dignas de una novela de realismo mágico, con proclamas, animales, personas y episodios en el campo que escapan de toda lógica.
Hay que aceptarlo: de ser cualquier otro rival, los Indians tendrían mucha mayor atención. Solemos arropar al más débil, al David de Goliat, y pues 108 son más que 68 años.
Por todo lo que implican los Red Sox, por su historia, rivalidad con los Yankees y los poderes sobrenaturales de “Babe” Ruth, quizás lo único que le faltó a la Serie Mundial de 2004 fue tener el séptimo partido. La de 2016 sí lo tiene.
Pase lo que pase, estamos ante un evento histórico.