Lionel Messi está a punto de comenzar su cuarto mundial. Y la palabra 'su' en este caso no es al azar, sino con toda intención. Porque los dos anteriores, Sudáfrica 2010 y Brasil 2014, también eran 'sus' mundiales. En el de Alemania 2006 tenía apenas 19 años y queda eximido de responsabilidades. En realidad fue el técnico José Pékerman el que le sacó obligaciones al no ponerlo en el partido definitivo ante Alemania, en el partido que marcó el adiós de Argentina en cuartos de final.
Lionel Messi va por 'su' Mundial, otra vez...
El astro argentino está frente a la última oportunidad de sacudirse el Síndrome Albiceleste que lo persigue desde que juega en la selección mayor. Cumplirá 31 años durante la Copa del Mundo y a Qatar llegará con casi 35.
Más allá de renuncias pasajeras y otras cuestiones, 'Leo' otra vez será el abanderado de una selección argentina que buscará, como siempre, el título en una Copa del Mundo. Tendrá una nueva revancha, la última si tomamos en cuenta que durante el Mundial de Rusia cumplirá -el 24 de junio- 31 años. Llegará al inicio de Qatar 2022 con casi 35, solo para dar las hurras a una carrera impresionante.
El problema del jugador del Barcelona es, precisamente, la selección argentina. Hablar de Messi y su relación con el equipo nacional de su país es meterse de cabeza en el terreno de la psicología. Más bien sería como tirarse de palomita a tratar de conectar un balón que viene a todo gas y estando rodeado de rústicos defensores. ¿Así de difícil? Así, porque no hay una explicación lógica para el Síndrome Albiceleste que padece 'Leo'.
A esta altura de su encomiable carrera nadie pone en duda la calidad de Messi, salvo algún extremista enfermizo de Cristiano Ronaldo. Se trata de uno de los jugadores más importantes en toda la historia del fútbol. Y escribimos "uno de los" solo para no entrar en discusiones interminables sobre cracks del presente y del pasado. Porque ese asunto nos llevaría todo el Mundial, ya que hay que sopesar épocas, compañeros, rivales y muchos otros factores.
Ahora bien, si es uno de los mejores de tooooda la historia, ¿por qué no pudo ganar nada con el seleccionado mayor de su país? Ese Síndrome Albiceleste del que hablamos, el mismo que se ensaña con Gonzalo Higuaín, por ejemplo, no es nuevo en el mundo del balompié. En Argentina dirían, simplificando la cuestión en una sentencia, que le pesa la camiseta.
Sin embargo, ¿le pesa? Algo de eso hay, evidentemente. O, para ser más justos, algo de eso hubo, ya que ahora construirá una nueva historia. Dos mundiales como emblema de su patria, que pasaron con mucha pena y poca gloria. De las dos versiones mundialistas de Messi (seguimos sin contar el del 2006), la mejor fue sin dudas la de Brasil. Ese parecía "su" Mundial.
Estaba en la casa del rival de toda la vida y lucía mágico en los primeros partidos. Llevó de la mano a su equipo en la fase de grupos, pero luego se diluyó. El Síndrome lo atacó y ya no lo soltó. Tuvo que aparecer Di María para dar la cara, hasta que se desgarró.
En Sudáfrica 2010, con la cinta de capitán ya instalada en su brazo, no convirtió ni un solo gol de los diez que hizo Argentina. Fue la peor copa del crack del Barcelona, la que inició el recelo de los hinchas argentinos hacia su estrella. El Mundial que evidenció su bipolaridad entre la selección argentina y el Barcelona.
Saliendo del pasado para meternos en el presente, este Mundial -suyo nuevamente por imposición del mundo futbolístico- lo encuentra maduro y un poco más relajado. Ayuda también que Argentina llegue un escalón por debajo de los máximos favoritos. Eso le quita presión a todos, incluido Messi.
Jorge Sampaoli hizo lo aconsejable en estos casos y lo que antes implementaron sus predecesores mundialistas (Pékerman, Maradona y Sabella). Esto es rodear lo mejor posible a su astro y hacer un equipo que juegue para él. La diferencia radicará en que Sampaoli arme también un conjunto que juegue por él, que sepa reemplazarlo cuando se apaga.
El DT, quien ya confirmó el equipo para el debut ante Islandia, le dio un extra a Messi, como Bilardo hizo con Maradona en el Mundial 86: le dejó -según se comenta desde el campamento albiceleste- que exprese sus preferencias. Por eso juegan los amigos de Messi, como Javier Mascherano. Y por eso también lo hace el 'Kun' Agüero, con el que Messi tiene una química especial, mayor de la que siente con Higuaín. De hecho comparten habitación en la concentración.
Todo está listo para que Rusia 2018 sea por fin el Mundial de Messi. Otra vez...