Una semana en Rusia, para ser más preciso en Moscú, y todo lo vivido ha sido espectacular por la gran historia de la ciudad más la fiesta por el fútbol, pero algo que tengo que destacar es mi experiencia arriba de los taxis.
¿Cómo es una semana como turista en Rusia durante la Copa del Mundo?
El idioma, el ambiente, el carácter de los rusos y la hospitalidad. El color y la experiencia se convierte en algo único.
La comunicación con los rusos puede ser complicada principalmente por el idioma, pero eso se puede resolver de inmediato con un traductor en tu celular, sin embargo, no siempre funciona con algunos choferes.
Para empezar al utilizar una aplicación para pedir la unidad tienes que aprender a descifrar el ruso y así poder elegir tu lugar de destino, y ya en el automóvil se debe corroborar la información con el chofer y ahí comienza la aventura.
Algunos choferes te preguntan tu nacionalidad al subirte a su auto y e intentan hablarte por lo menos en inglés para confirmar destinos, claro si tienes suerte, pero hay otros que lo hacen todo en ruso y comienza la confusión, y se tiene que recurrir a las señas para llegar a tu destino.
Ya en el transcurso te encuentras de todo tipo de conductores: los amigables, fiesteros, enojones.
Los más amigables utilizar el traductor de su móvil para hablarte en tu idioma y todo el camino van conversando contigo, e incluso, te regalan dulces y banderas de Rusia. Los fiesteros son los que traen su música a todo volumen y al saber que eres latino ponen música en español o te presentan sus teléfonos para que pongas la música que quieras, pero hay un riesgo con ellos, la velocidad. Al sentirse en plena fiesta los choferes se sienten pilotos de Fórmula 1 y le pisan el acelerador hasta el fondo y te tienes que poner a rezar para que no pase nada malo y más cuando gana su selección.
Los enojados son los que ni te saludan al abordar su vehículo y solo se dedican a hablar por teléfono durante todo el trayecto. Pero, en resumen, la mayoría es muy amigable e intentan que te sientas cómodo en el vehículo para que se crea un vínculo de amistad a pesar de las diferencias culturales que puedan existir.