Mundial Rusia 2018

    Día 0: el hervidero del centro de Moscú y la frialdad de las afueras

    Aunque los alrededores de la Plaza Roja están copados por aficionados de decenas de países, en las afueras de Moscú la vida transcurre como si nada.


    Por:
    Ricardo Otero.

    Seguidores de todas partes del mundo, incluída México, llegaron a Moscù y se hicieron sentir con su alegría en la fiesta del Mundial.
    La familia uruguaya está más que lista para su reto en el grupo A, contra el local, contra Arabia Saudí y contra Egipto, que será su primer rival.
    Los egipcios también mostraron su fanatismo faraónico en las calles rusas.
    La fiesta egipcia se tomó buena parte del centro de Moscú.
    El colorido de banderas y demás fiesta se tomaron la capital rusa.
    El 'Tri' por supuesto que también vistió de fiesta a la anfitriona del Mundial.
    Muchos de los fanáticos de diferentes países compartieron un momento de culturas distintas.
    Los árabes saben que son visitantes en la cancha pero volvieron a Moscú su hogar temporal.
    Las playeras de múltiples colores visten la celebración del Mundial.
    Los argentinos le dieron su toque más cultural a la fiesta en las calles.
    Algunos otros simplemente hicieron el ruido suficiente con trompetas, las mismas que están prohibidas en los estadios.
    Lo importante es que se escuchara el apoyo a la albiceleste.
    Ese respaldo viene desde cada rincón del territorio argentino, que de paso tiene plasmado a los clubes de sus amores.
    Panamá también tuvo una pequeña colonia lista para respaldar a sus guerreros en el primer Mundial.
    Lo que sí quedó claro es que no importa la cantidad de hinchas, la fiesta se iba a prender con toda la pasión.
    Y si se trata de hacer ruido y fiesta, los colombianos estaban presentes para apoyar a la selección cafetera.
    Mucho más grande fue la fanaticada peruana, que puede volver a un Mundial tras 36 años.
    Cada uno de los presentes dejó en claro que su respaldo espera ser clave para que los jugadores lo sientan en la competencia.
    Sin más que su voz emocionada, también le cantaron en la celebración mundialista.
    La banda cruzada tiene en sus fanáticos otra motivación para hacer un gran Mundial.
    Y por supuesto que Brasil y su fiesta en portugués estuvo a la orden del día.
    Es así como no importó en qué idioma se apoyara a las selecciones, el mundo está en Moscú listo para el comienzo de la gran fiesta del fútbol, el Mundial Rusia 2018.

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    Imagen Ricardo Otero
    Seguidores de todas partes del mundo, incluída México, llegaron a Moscù y se hicieron sentir con su alegría en la fiesta del Mundial.

    MOSCÚ, Rusia.- A solo unas horas del arranque del Mundial, son pocos los huecos para caminar en el centro de Moscú. Hay que esquivar gente con banderas, bufandas, que canta y abraza a desconocidos.

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    En sus calles hay una mezcla entre el júbilo de los países latinos y árabes, los cortes viales y la Plaza Roja cerrada, un eufórico caos al que hay que sumarle la comunicación con señas entre los visitantes y los policías.

    Sin embargo, el Río Moscú parece una frontera natural entre el Mundial y el resto de Rusia. En los alrededores de la capital la vida transita como si nada pasara, hay algunos motivos del Mundial, especialmente en hoteles, pero nada parecido al "tapiz" futbolero que se ha visto en naciones latinas.

    Algo similar a lo que se ve con la espectacular arquitectura del centro, con edificios de hasta casi 500 años de vida, para después ver los sobrios edificios habitacionales de la era soviética.

    El público que visita Rusia se aglomera en el centro, como si fuera un llamado natural. Basta caminar por la calle Nikolskaya, una vía peatonal, para encontrarse con aficionados de todos los países participantes y rusos curiosos de contagiarse con la atípica alegría que invade su ciudad.

    Pero no nos confundamos: los rusos pueden ser fríos, pero también son amables y buscan la manera de apoyar al visitante. Solo una pequeña porción de la población habla inglés, pero con señas y señalando objetos uno se entiende. El lenguaje corporal es universal.

    El centro de Moscú es, literalmente, un hervidero, pero para vivir la experiencia completa rusa hay que salir a los suburbios, ir a un supermercado y entenderse con la cajera a señas y agradecer que en Rusia se usan los números arábigos.

    Eso sí, no está de más llevar un smartphone que tenga acceso a internet con Google Translate.

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