KAZÁN, Rusia.- Si los latinos somos cabaleros, los rusos no se quedan nada atrás.
Día 11 | Colombia no solo tiene siete vidas: tiene al Gato de Kazán y su rumba
Símbolo de buena fortuna, el Gato de Kazán tiene una historia que acompañó a Colombia en un fin de semana mágico en la capital deportiva de Rusia.
En 1745, 30 gatos de la ciudad de Kazán fueron enviados a controlar una plaga de ratones en el Palacio de Invierno de San Petersburgo. La misión fue cumplida y en la calle Bauman se erigió una estatua a la que se le conoce como el Gato de Kazán.
Dicen que si acaricias al Gato es de buena suerte. Y eso hicieron muchos de los colombianos que invadieron esta milenaria ciudad. El resultado fue un contundente 3-0 sobre Polonia que los pone con el destino en sus manos para buscar la clasificación a Octavos de Final.
Polonia no colinda con Rusia, pero entre sus territorios solo se interpone Bielorrusia. Llama la atención que unos 30 mil colombianos se desplazaron a esta ciudad desde el otro lado del mundo para apoyar a su selección y convirtieron a Kazán en una sucursal de Bogotá o de Barranquilla.
La barrera del idioma queda atrás cuando un ruso le dice a un grupo de colombianos que tienen que tomar otro autobús para llegar al estadio con un inglés medio masticado y, con ayuda del traductor de Google, una paisa le contesta en el idioma de este lugar que tienen un país hermoso y la gente es muy amable.
Sépanlo: los rusos no son fríos. Son gente muy amable, eso sí, disciplinados, que quieren que el mundo se quite el estereotipo impuesto por los fríos inviernos.
En los alrededores de la Arena de Kazán, en las horas previas al partido, se mezclaban el vallenato y la cumbia con los cánticos futboleros de una afición esperanzada en una generación talentosa que mostró buen fútbol en Brasil 2014 y que, en madurez, quiere hacer historia en Rusia.
Además, la propia ciudad de Kazán puso su fiesta y hubo números de grupos y bandas locales con música rusa, jóvenes disfrazados que animaban a los visitantes que traían su propia rumba y lo mismo le pedían una foto a polacas y rusas como las sacaban a bailar.
¡Qué bacano, parcero!
En todo el fin de semana, ya fuera cerca del estadio, en las inmediaciones del kremlin de la ciudad o en la plaza Tukaya, punto de reunión de las aficiones de los dos países, no hubo un colombiano con un ápice de pesimismo, pese a la sorpresiva derrota ante Japón.
El trago amargo de Saransk ha quedado olvidado y ahora a Colombia le basta vencer a Senegal para avanzar sin depender de otros.
La Kazán de la mezquita Qol Särif, de su fastuoso kremlin, del clima cálido-húmedo de verano, bañada por el Volga y que es considerada una de las capitales rusas del deporte vivió un fin de semana que difícilmente olvidará. Aquí se habló español.