Es difícil poner una buena cara en este momento; muy complicado para un servidor tener que teclear tras la enésima eliminación de México en unos octavos de final.
EDITORIAL: Como desde 1994, aquí seguiremos, anhelando ese quinto y séptimo partido
No nos vamos ni tampoco nos caemos; un día el destino, Dios, el trabajo o la suerte nos llevarán donde soñamos.
Decir el clásico “jugamos como nunca, perdimos como siempre” es caer en un lugar común; yo, como estoy seguro muchos millones de mexicanos, queremos que la selección juegue horrible, pero gane. Que gane. Que ganemos.
Me han tocado vivir todas las eliminaciones en octavos de final desde Estados Unidos 1994; me he comido miles de declaraciones esperanzadoras, he visto a centenas de futbolistas ilusionarme con un Tri que trascienda; he gritado, he llorado, he criticado y he aplaudido. Sigo pensando que un día el destino, Diosnos va a llegar el momento, así que, por lo mismo, aquí sigo y seguiré apoyando al entrenador, a los jugadores y a los dirigentes en turno.
México ha crecido futbolísticamente; mentalmente también ha ido dando pasos adelante. Cada vez hay más y mejores jugadores, más victorias históricas y menos derrotas honrosas.
Así como un día nació el “Si se puede”, y se acabó pudiendo; así como un día nos limitamos a pensar e imaginar cosas chingonas, llegará el instante en que las hagamos en la cancha. Llegará el momento en que dejemos de ser una selección participante a una estelar. Porque el cambio llega desde nuestra mente y desde nuestras actitudes. Y si no, ¿para qué estamos aquí?
Hoy como hace cuatro años en Brasil, toca mirar adelante y levantar la cara. Reiniciar, transformarnos y ver hacia delante. Con trabajo y mucho esfuerzo, México estará en el Mundial de Qatar. Esta Copa del Mundo nos ha enseñado que ya no hay equipos pequeños, así que denostar a la Concacaf sería el primer error que podría llegar.
Nos despedimos de Rusia; nos despedimos del gran Rafael Márquez; posiblemente de uno u otro jugador más del Tri. Pero apoyemos y esperancémonos con Hirving Lozano, con Jesús Manuel Corona, en Héctor Herrera, en Carlos Vela y en el resto de jugadores que integrarán el siguiente proceso.
Levantemos la cara. Y estemos ahí. La esperanza es la que nadie nos quita. Y de esa misma, y con base en nuestro trabajo, agarrémonos para llegar a ese quinto partido. O más.