Desde hace 24 años, los Octavos de Final parecen infranqueables para la selección de México en las Copas del Mundo, sin embargo, hubo una vez en la que las Semifinales estaban en las manos.
El anecdotario | ¿El quinto? Al Tri se le fue una vez el sexto partido
En México 1986, un gol anulado de manera cuestionable a Francisco Javier 'El Abuelo' Cruz acabaría eventualmente con el paso de la selección local.
La cruel ironía es que el primer partido de Octavos de Final que se jugó en la historia de los Mundiales fue una victoria para México por 2-0 sobre Bulgaria, el 15 de junio de 1986, la de aquel legendario gol de tijera de Manuel Negrete que se terminó de amarrar con otro tanto de Raúl Servín.
Desde entonces se ha repetido hasta el cansancio, como un mantra, que la meta mexicana es llegar al "quinto partido", ese eufemismo que en realidad significa los Cuartos de Final, a los que se llegó ante la poderosa Alemania, entonces subcampeona mundial vigente.
El calendario se armó pensando en que México terminaría como segundo lugar de su grupo para que no saliera del Estadio Azteca en todo el torneo, sin embargo, el Tri avanzó en primero y para los Cuartos de Final se disponía viajar a Monterrey, al Estadio Universitario, la casa de los Tigres.
El juego ante los teutones, en medio de un inclemente calor, fue ríspido y de pocas oportunidades. Alemania se quedó con un hombre menos al minuto 65, cuando Thomas Berthold fue enviado a las regaderas por una falta sobre Fernando Quirarte y México lo aprovechó para quemar sus naves y someter a los poderosos rivales.
Cinco minutos después, Francisco Javier 'El Abuelo' Cruz ingresó al campo, un joven de apenas 20 años de edad, potosino, pero residente de Monterrey desde pequeño y jugador de Rayados, por lo que fue recibido con una ovación.
Precisamente fue el joven 'Abuelo' -esas inexplicables ironías mexicanas- quien protagonizó el momento de la polémica de ese partido.
En un tiro de esquina cobrado por Manuel Negrete, el balón quedó a la deriva en el área, Carlos Muñoz disparó y Andreas Brehme sacó el balón prácticamente de la línea, en el rebote hay un cabezazo de un jugador tricolor que deja "muerto" el esférico para que Cruz rematara prácticamente sin oposición a las redes, pero incluso antes del tiro, el arbitro colombiano Jesús Díaz sonó su silbato y detuvo la jugada.
Eso ocurrió justo después del ingreso de Cruz a la cancha, fue el primer balón que tocó en el partido.
Los alemanes pararon la acción casi al momento del disparo del 'Abuelo', pero hubo confusión en el área y en la tribuna porque no se sabía que marcó. Díaz explicó en entrevista al diario mexicano Excelsior que Brehme había recibido un empujón por la espalda. En efecto, Raúl Servín fue a toda velocidad a buscar el balón que finalmente remató Cruz y se llevó por delante al defensa alemán, aunque técnicamente, ni Brehme le hacía oposición al mexicano para el remate ni Servín podía llegar a él.
De hecho, en cuanto recibió Cruz el balón y antes de ser arrollado por Servín, Brehme levantó el brazo pidiendo que se marcara un fuera de lugar.
Se jugaron 50 minutos más de partido. Conforme el reloj avanzaba, el calor hacía mella en el conjunto alemán, pero ya en los tiempos extra, la expulsión de Javier Aguirre prácticamente sentenció los penales.
Ahí inició la maldición de México en ese tipo de desempates. Pese a la fatiga, los teutones acertaron sus primeros cuatro disparos, mientras que por México anotó Negrete el primero, pero los cobros de Quirarte y Servín fueron atajados por Harald Schumacher.
Alemania viajó a Guadalajara para enfrentarse a Francia en las Semifinales, los campeones europeos, a los que vencieron con sorpresiva facilidad por 2-0 para llegar a la Final.
Han pasado 32 años desde entonces y México aún suspira no digamos por el sexto y el séptimo, sino por volver al quinto partido.