Hoy en día Thiago Silva es uno de los defensas centrales más respetados del mundo, figura en el Fluminense, Milan y París Saint Germain, mundialista de Brasil en Sudáfrica 2010 y en su país, en el 2014; sin embargo, en esta ocasión regresa a la tierra que estuvo a punto verlo morir: Rusia. Y es que en enero de 2005 fue fichado por el Dynamo de Moscú, club al que llegó con algunos problemas respiratorios, pero después sufrió de una tuberculosis que estuvo cerca de costarle la vida.
El día en que Thiago Silva estuvo a punto de morir en Rusia
Hace 13 años el defensor brasileño fichó con el Dynamo de Moscú, pero una enfermedad estuvo a punto de quitarle la vida
Thiago despegó muy rápido en su carrera en el Juventude de su país en el 2004, era considerado una estrella emergente y fue fichado por el Porto por cinco años, especialista en detección de talentos. Pero apenas tenía 20 años, le faltaba madurar y fue relegado a la Segunda División, así que fue cedido al Dynamo a cambio de cuatro millones de euros, en un proyecto ambicioso al que también se sumaron elementos como Costinha, Derlei o Georgios Seitaridis.
Silva impresionó desde su primer entrenamiento debido a la clase que mostraba para jugar, aunque se notaba que se cansaba rápido. En aquella época el Dynamo no hacía exámenes médicos para resolver el tema de sus fichajes, un craso error porque Thiago sólo empeoró en los días siguientes con síntomas como altas temperaturas, resfriados y sudor, el doctor pensó que sólo se trataba de una severa gripa, aunque días después lo mandó casi de emergencia al hospital.
El resultado dejó a todo mundo en shock, el defensor tenía tuberculosis y había desarrollado la enfermedad en su cuerpo en los nueve meses más recientes. “Si hubieras tardado dos semanas más en detectar la enfermedad habrías muerto”, le dijeron los doctores. Su novel carrera parecía haber llegado a su fin, se le recomendó cortar la mayor parte del pulmón derecho para asegurar su supervivencia. El jugador se negó y debió pasársela cuatro meses hospitalizado.
El club ruso pagó su tratamiento, pero ya no contaba con el jugador, de hecho le rescindió el contrato en cuanto salió del hospital, aliviado porque no contagió a ninguno de sus compañeros. La madre y la novia de Thiago prácticamente vivieron con él en el nosocomio mientras mejoraba, en cuanto lo hizo regresó a Brasil, decidido a alejarse de las canchas, aunque gracias a los ruegos de su madre no lo llevó a cabo.
Tiempo después fichó con el Fluminense y a partir de entonces se escribió su historia de éxito. Hoy regresa a territorio ruso para intentar trascender con la selección brasileña en el Mundial, aunque bajo la sombra de aquellos sombríos meses en Moscú que estuvieron a punto de costarle la vida.