Mientras que todos los países compiten en el Mundial contra otras naciones, España lo hace siempre contra sí misma. La pasión por el Mundial aumenta con las sorpresas. Realmente eso, unido al sentimiento nacionalista de cada ciudadano, ensalzan un evento único. Es el día de enarbolar las banderas de una nación que, con sus innumerables problemas, quedan unidos momentáneamente por el fútbol. España, para variar, es la excepción a la regla. No es que esté más dividida que nunca, es que la división es su esencia. Contra eso lucha siempre cada seleccionador nacional. Luis Aragonés consiguió romper esos desacatos nacionalistas (en términos futbolísticos) que acaban por denostar los intereses colectivos. Del Bosque lo mantuvo y Lopetegui iba camino de conseguirlo. Ahora es tarea de Hierro.
España sufrió en exceso para vencer a una Irán que presentó dos caras
La doble cara de Irán, defensiva en la primera y ofensiva en la segunda mitad, desesperó a España que no encontró tranquilidad ni juego para dominar a su rival
Irán comenzó unido, sabiendo que esa era su gran baza del partido de hoy. Con tres puntos en su casillero un puntito le daba muchas opciones de pasar. A España solo le valía la victoria para depender de sí mismo en el tercer partido. Resulta curioso comparar cómo comenzó el partido de Marruecos contra Irán y cómo lo hizo España. Los africanos del norte se lanzaron a morder desde el minuto uno. España, por el contrario, sufrió durante los 10 primeros minutos sin controlar el juego en absoluto.
El único recurso de España fue colgar balones al área chica, lugar en dónde se acumulaban al menos siete futbolistas de Irán. Mala idea. Entre tanto, los árabes, dispusieron de un tiro lejano en un balón dividido que probaron suerte ante la gafada fama de De Gea en este Mundial. Se marchó fuera. En un despiste de la defensa española, un fuera de juego que no se pitó originó la mejor ocasión de Irán en el minuto 16 de juego. Taremi se escapó en solitario pero su pésimo centro no encontró rematador.
Mientras que España fue ganando metros, toque y control del juego, la sucesión de faltas de los iraníes comenzó como un goteo. Hasta tres ocasiones tuvo España a balón parado. Ramos a la barrera, Silva a las manos del portero y, de nuevo, Silva alta por mucho. Tampoco le sirvió ese recurso a España, que no cuenta con un especialista para este fin.
La selección española necesitó mayor estímulo en el medio, para tratar de romper la ordenada zaga iraní. Isco apareció como agua de mayo, pero irregular en sus intervenciones y su último pase no encontró nunca rematador. Irán sabía que alguna tendría. En el 36 gozaron de una buena contra por la banda derecha y el remate tuvo que despejarlo Ramos a córner.
La impotencia y desesperación de España era tremenda. Y, lo peor de todo, la ansiedad estaba por llegar. Nefastos elementos para ganar el partido. Al descanso, España estaba con pie y medio fuera del Mundial. Contra Irán y desplegando un fútbol bastante normalito.
El gol hace la unión. De no caer pronto, la guerra de guerrilla de los peloteros de España estaba al caer. España salió decidida, pero la mano salvadora de Beiranvand lo impidió a los 5 minutos de juego. Se soltó Irán 2 minutos después para tener la mejor oportunidad del partido en las botas de Ansarifard, pero su disparo a bocajarro desde dentro del área se marchó al lateral de la red defendida por De Gea. En muchos sectores del campo se gritó gol. La respuesta de España fue más rotunda en este caso: gol de Costa. Un maravilloso pase de Iniesta al interior del área lo aprovechó a Costa para anotar. El hispano brasileño recibió de espaldas y en su giro disparó golpeando a la pierna de un defensor. Luego el balón le rebotó en la rodilla y se fue a la red. Gloriosa carambola para España.
Cuando todos esperaban la tranquilidad y el control de España, Irán empató a los pocos minutos. Esta vez la suerte favoreció a los españoles y el gol fue anulado por fuera de juego. Curiosamente los iraníes demostraron tener mucho más fútbol del que exhibieron en la primera mitad, aunque sólo lo sacan en los momentos de necesidad. Este Mundial está loco. Irán dominó a España en muchos minutos de la segunda mitad. El correcalles que se planteó trajo tres ocasiones claras de gol para Irán. El empate sobrevoló el arco de De Gea en todo momento.
El Mundial lo gana el equipo que mejor sabe ganar, luchar y, sobre todo, sufrir. Eso sí, en el papel de los favoritos el sufrimiento se entiende contra selecciones, a priori, de mayor nivel que el de Irán.