Fue Francia. El planeta hoy se ha pintado de azul mientras 'La Marsellesa' retumbó en cada rincón de Rusia y del mundo. Es Francia, el ahora dos veces campeón del mundo. Con un puñado de extraordinarios futbolistas, la mayoría muy jóvenes, una pizca de suerte y de fútbol conservador, los galos se impusieron a la heroica Croacia que bien vale decirlo, fue mucho más que su rival, al menos en el trámite de partido.
¡Francia es campeona del mundo tras golear 4-2 a Croacia!
La selección gala conquistó Rusia 2018 con una prodigiosa y letal actuación; iguala a Argentina y Uruguay con dos estrellas mundiales.
No hay escenarios perfectos, se sueñan, se trabajan y al final, se logran. La consagración de un futbolista de élite debe estar siempre enfocado en una Copa del Mundo. Nada se compara con ella, ni la Champions League, ni el Mundial de Clubes, la Eurocopa o la Copa América, un Mundial es simple y sencillamente el “pensemos cosas chingonas” traducido a la realidad.
La historia está para desmitificarla, y en Rusia, la pelota nos enseñó que nada está escrito. Croacia borró el mito que la final de un Mundial solo la disputan las selecciones históricas; Francia, borró de tajo que los jóvenes no pueden con la presión. Lamentablemente en el fútbol siempre debe haber un ganador y un perdedor.
Ahí, Francia conquistó Rusia. Lo hizo por su poder, su pegada y sus individualidades. Lo hizo gracias a la suerte que se busca y a la tecnología que llegó para quedarse. Los galos son los campeones del mundo, son bicampeones del torneo más hermoso y más lindo, el de mayor grandeza.
Deschamps lo volvió a hacer. Hace 20 años conquistó el primer Mundial de Francia como jugador, y hoy, como técnico, le da el segundo título a su nación. Ya no hay Zidanes, Djorkaeffs, Blancs o Barthez; hoy Francia celebra a los Griezmann, Mbappé, Pogba o Lloris.
Croacia fue mejor en la gran final, pero no tuvo ni suerte ni pegada. Eso sí, el mérito a este equipo nunca se olvidará por lo hecho en el terreno de juego. Hoy, arrinconó, dominó y le quitó la pelota a Francia. Esa cenicienta se puso la etiqueta de histórica, un equipo que nunca se va a olvidar con un impresionante Luka Modric, un todoterreno Rakitic y un poderoso Ivan Perisic que hoy, lamentablemente para su figura, pasó de héroe a villano.
Francia se fue adelante en el Luzhniki gracias a un autogol de Mario Mandzukic tras un cobro de Antoine Griezmann. La suerte que el pasado miércoles le sonrió a Super Mario, hoy le devolvió la cara al vencer a Subotic.
Croacia dominaba y enamoraba. Con la pelota y sin ella. Mientras tanto, Francia, mucho más conservadora, esperaba a algún latigazo que encontrara la potencia de Griezmann y de Mbappé.
Tras el 1-0, llegó el concierto del nuevo ‘Mozart’ del fútbol, Luka Modric. El jugador del Real Madrid metió un gran centro, y como si fuera un concierto de piano, los jugadores croatas fueron tocando suavemente la pelota hasta que esta encontró la pierna izquierda de Ivan Perisic quien, con un zurdazo endiablado, mandó la pelota a guardar.
Había justicia en el partido. Y tras unos minutos, la tecnología dictó aún más justicia. Tras un centro de Griezmann, la pelota tocó la mano de Perisic. En un inicio el argentino Néstor Pitana, de buen trabajo, no silbó nada; entonces entró por vez primera el uso del VAR en una final para confirmar una pena máxima que el propio Griezmann se encargó de marcar.
Y en el segundo tiempo, el alirón comenzó a sonar gracias a Paul Pogba. La pegada letal de Francia llegó de la pierna izquierda del siempre polémico futbolista del Manchester United. Mbappé construyó la jugada por derecha, Griezmann le dio el timing necesario y Paul Pogba la mandó guardar para el 3-1.
Pero había más. Francia no se conformó y dándole el mayor respeto posible al rival, lo siguipo atacando. La fiesta la terminó la nueva joya del balompié mundial, el hombre que durante la próxima década dará mucho de qué hablar: Kylian Mbappé.
Si alguien le puede quitar el Balón de Oro a Luka Modric, ese era Mbappé. Hoy, con un imponente derechazo, que dejó estático a Subotic.
Al final, llegó el descuento y el marcador definitivo gracias a la anotación de Mario Mandzukic –primer jugador en anotar un autogol y un gol en una final de un Mundial- tras un espantoso error de Hugo Lloris cuando intentaba salir jugando con la pelota dominada.
El marcador no se movió más y Francia conquistó el balón, al planeta y al fútbol. Letales, acumularon su segundo título igualando a Argentina y a Uruguay con dos estrellas. Será Catar 2022 la oportunidad de ver quién le quita la corona a los galos. Será Catar 2022 cuando nos reencontremos con este especáculo inigualable llamada Copa del Mundo. Hasta ese momento.