Historias de Mundiales: Hungría y cómo perdió en 1954 siendo el mejor del mundo

El poderío de Hungría en 1954 le dio una exagerada confianza y eso le jugó en contra en la definición del Mundial de Suiza ese año, perdiendo contra Alemania en un torneo en el que era mejor.

En 1954, Hungría era un equipo dominante, que era capaz de apalear a cualquiera de sus rivales. Por ejemplo, en un duelo en mayo contra Inglaterra se impuso 7-1 en una muestra clara de poderío.

Eran de izq. a der.: Ferenc Puskas, Gyula Grosics, Gyula Lorant, Nandor Hidegkuti, Jozsef Boszik, Mihaly Lantos, Jeno Buzansky, Jozsef Zakarias, Jozsef Toth II, Zoltan Czibor y Sandor Kocsis.

Hungría enfrentó en la primera fase a Corea del Sur, a la que derrotó 9-0 y a Alemania, a la que venció 8-3. Clasificó sin problemas a los cuartos de final.

Ferenk Puskas, figura de Hungría, sufrió un golpe contra Alemania que en el torneo y en especial en la final afectó su desempeño. En el último juego incluso, a pesar de anotar gol, terminó coejando.

Su arquero Gyula Grosics era uno de los hombres de garantía de un equipo cuya calidad línea por línea sobresalía frente a los más grandes, algo que mostró previo con Alemania.

En los cuartos de final, Hungría se impuso 4-2 contra Brasil, subcampeón del Mundial de 1950 y que en 1958 sería campeón. Los húngaros eran una potencia vigente.

En la semifinal, Hungría tampoco se amedrentó contra Uruguay, vigente campeón del mundo. Los europeos fueron superiores y vencieron 4-2.

Hungría tenía el respeto de todos los grandes y su coronación era casi que un hecho para el mundo del fútbol, solo a falta de jugar la final.

La fiesta en Hungría, con un fútbol potente y luego de dejar a dos de los grandes del mundo en el camino estaba a 90 minutos.

En el último partido tenía que enfrentar a Alemania, el mismo equipo que goleó sin piedad en la primera parte del campeonato. Hungría llegaba confiada.

A la final de 1954 en Suiza se le conoció como 'El milagro de Berna', pues Alemania apeló a su orgullo contra Hungría, que comenzó arriba del marcador 2-0 con tantos de Puskas y Zoltan Czibor.

Alemania empató 2-2 con tantos de Max Morlock y Helmut Rahn y en el juego la gran figura fue el arquero alemán Toni Turek. Rahn lograría el milagroso 3-2 para el triunfo inesperado de los teutones.

Alemania, en medio de la recuperación luego de la Segunda Guerra Mundial, tenía en el fútbol una respuesta de su voluntad al imponerse contra un equipo más poderoso, pero que no pudo con ellos.

Así fue como Alemania se llevó a su casa el trofeo Jules Rimet de campeón de 1954 contra Hungría, la más poderosa que aprendió cómo perder un Mundial siendo el mejor, excepto en la final.