Inglaterra se sacudió el peso de la historia, 28 años más tarde (no lo hacía desde Italia 90) está de regreso en las semifinales tras haber eliminado 2-0 a Suecia en los cuartos de final de Rusia 2018. El conjunto de la rosa mostró verticalidad, dinamismo y gran juego aéreo tras imponerse con sobriedad a un conjunto vikingo que se murió con la suya, a especular y al balón parado, pero esta vez no resultó.
Inglaterra elimina a Suecia y regresa a semifinales 28 años después
La última vez que el conjunto de la rosa estuvo en la antesala de la Final fue en Italia 90
El conjunto sueco se atrincheró en su área durante el primer tiempo, su aporte ofensivo se limitó a un disparo de Viktor Claesson desde las afueras del área que se fue por encima del marco. Después, formaron dos líneas de cuatro, hicieron rocoso y ríspido el transitar inglés, pero entonces el partido se detonó desde la gran fortaleza vikinga: la táctica fija.
En un tiro de esquina, Harry Maguire le ganó en el salto a Forsberg para meter un potente cabezazo picado. A partir de entonces Suecia se desequilibró, fue un shock difícil de superar, por ello Sterling avisó al 43’ cuando estaba solo y sin marca dentro del área tras ganarle la espalda a los centrales, pero se le señaló fuera de lugar. Un minuto más tarde fue una calca de jugada que dejó a Raheem en mano a mano ante el arquero, duelo en el que Robin Olsen salió avante de un manotazo.
Y cuando el conjunto amarillo intentó reaccionar, Jordan Pickford lo impidió de tajo. Primero hizo una atajada espectacular cuando ya se coreaba la anotación, pero le arrebató el festejo a Marcus Berg al 46’, le hizo una desviada más al 71’ y antes lo hizo ante Claesson al 61’, tras estirar su mano derecha cuando su arco parecía vencido. El arquero corroboraba de esta forma el gran momento por el que atraviesa.
Con las líneas separadas y con la idea de empatar el marcador, Suecia se lanzó al frente y abrió la posibilidad para el contragolpe inglés. Para cuando cayó la anotación de cabeza de Dele Alli al 58’, Inglaterra, ya se sentía segura, jugaba con la necesidad y desesperación del rival, en ningún momento se tiró atrás y estuvo a punto de ampliar el marcador. Esta generación inglesa quiere devolver a su selección a las grandes alturas de antaño.