MOSCÚ, Rusia.- En este momento, es imposible imaginar a alguien con la autoestima más alta que la de Juan Carlos Osorio.
La sonrisa de Juan Carlos Osorio en el sorteo es la de todo México
La histórica victoria de México sobre Alemania fue labrada desde el momento del sorteo del Mundial, cuando Juan Carlos Osorio sonrió al conocer su suerte.
La sonrisa que puso en el sorteo del Mundial el pasado 1 de diciembre en el momento en el que se reveló el primer rival de México en el Mundial fue vista como una muestra de locura y osadía. Verse feliz por medirse al campeón no podía ser algo normal.
Especialmente si recordamos que meses antes esa misma Alemania goleó con autoridad al Tri en la Semifinal de la Copa Confederaciones.
No es difícil interpretar que esa era la suerte que quería Osorio para el sorteo, y cuando la suerte es acorde a tus deseos siempre es buena. El primer tiempo que dio la Selección Mexicana demostró que los apuntes que tomó el entrenador desde esa fatídica noche en el Estadio Olímpico de Sochi valieron por cada trazo.
El colombiano estudió cada jugada, a cada futbolista y cada movimiento de la Mannschaft y desarrolló una formación de manera quirúrgica para contrarrestar el poder y el orden de una maquinaria que rarísima vez se descompone.
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Para el segundo tiempo, sus modificaciones fueron comprensibles solo para su método: sacó a un volante ofensivo -Vela- para poner a un lateral derecho nominal -Álvarez- que le hacía falta; saca a un regateador - Lozano- para meter a su segundo centro delantero, veloz y fresco -Jiménez- pensando en los espacios abiertos que dejaría Alemania.
No solo eso: Jiménez hizo también labores de sacrificio para aprovechar su estatura en jugadas aéreas.
Después, el ingreso de Rafael Márquez, que fue histórico por convertirse en el tercer futbolista que juega en cinco Copas del Mundo, tampoco careció de improvisación. El capitán mexicano del siglo XXI no participó como antes en las labores de recuperación, pero a cada balón robado por el Tri que le fue entregado le sucedió un toque con ventaja, peligrosísimo, para montar una contra.
Al pasar de los minutos, los ataques alemanes fueron más descompuestos e improvisados. Esa no es la Mannschaft. México la descompuso.
Y aunque siempre, siempre juzgarán a un técnico por su último partido, la sonrisa de Osorio del 1 de diciembre hoy la comparten todo México, los millones que viven fuera de su territorio y los miles que estamos en Rusia.