La Copa del Mundo es la máxima aspiración para un futbolista profesional. Es donde los niños cumplen sus sueños, donde las promesas se vuelven realidades, donde se forjan los hombres y emergen las leyendas, el más grande escenario para inmortalizan a los dioses de la redonda.
Luka Modric, la gran figura de Rusia 2018
El ‘10’ de Croacia merece ser reconocido como el mejor jugador en esta Copa del Mundo.
El Mundial de fútbol ha visto encumbrarse a infinidad de figuras desde Pelé con 17 años, luego bañándose de gloria en México 70' ganando su tercer campeonato mundial, hasta Maradona que tocó la gloria en el mismo Estadio Azteca para poner la segunda estrella a Argentina en 1986.
Magníficos futbolistas como Zinedine Zidane en 1998 y 2006, Johan Cruyff y Franz Beckenbauer en 1974, Ronaldo en 1998 y 2002, Xavi, Iniesta y Diego Forlán en 2010 y muchos otros han alcanzado la cúspide de sus carreras deslumbrando al planeta en los campos mundialistas.
En este 2018 hemos visto resurgir a un buen número de estrellas que se robaron la atención y destacaron del resto como al espectacular Mbappé de la finalista Francia, el sensacional genio Eden Hazard con Bélgica, a un killer como Harry Kane con Inglaterra y a otros tipos brillantes como Ivan Perisic, Antoine Griezmann y Kevin de Bruyne. Pero si hay alguien que merece una mención aparte ese es el ‘10’ de Croacia: Luka Modric.
El medio creativo de los Vatreni ha tenido una Copa del Mundo extraordinaria donde confirmó que es uno de los mejores futbolistas del planeta y uno de los más menospreciados de Europa.
Los aficionados del Real Madrid conocen bien su calidad y el derroche de talento que brinda cada ocho días en la Liga española. El Santiago Bernabéu y demás canchas de la Champions League han sido testigos de sus cátedras y proezas pero nunca alcanzó el nivel superlativo que logró en tierras rusas.
‘Lukita’ se ha echado a hombros a un equipo que sorprendió arrasando en la fase de grupos, con tres victorias categóricas, incluida una exhibición de crack -con golazo- frente a la Argentina de Messi. Para luego sobreponerse a tres partidos eliminatorias en desventaja y remontar la adversidad para aferrarse a la gloria mundialista.
Los balcánicos han dado un ejemplo de bravura y coraje desde los octavos de final y su cerebro y motor porta la '10' a la espalda. Modric es el corazón de Croacia. Un maestro del esférico que lo mismo corre, aprieta, recupera, asiste, crea y anota como estandarte de un equipo aguerrido, y que también sabe tratar a la pelota.
Modric lleva dos goles en el torneo y más de 63 kilómetros recorridos en el Mundial, más que ningún otro. Se caracteriza porque suele ser el hombre más inteligente en el terreno de juego, mueve los hilos, marca la pauta y no solo porta el gafete de capitán, es el líder de su selección.
Pase lo que pase este domingo en la final de Luzhniki entre Francia y Croacia, las pinceladas de Modric en Rusia serán recordadas por siempre, pues ha sido el emblema del buen fútbol, la técnica y el sacrificio, merecedor del Balón de Oro como la gran figura de esta Copa del Mundo.