¿Por qué Diego? ¿Por qué otra vez tu mano? A México lo llevas entre los dedos, y si no, que la historia te lo recuerde. Hoy, con ese mismo brazo que empujó una pelota al fondo de las mallas frente a Inglaterra se definió el futuro del Tri.
Maradona y la mano de Dios que ‘sacó’ a México en el sorteo de Rusia 2018
De sus dedos salió Alemania, el equipo que hoy tiene en jaque a México; pero, no todo es malo, al contrario.
Gracias Diego, no hay más que agradecértelo. No, no era el sorteo que esperábamos, mucho menos el que queríamos. Es más, nadie en su sano juicio, por muy patriótico o envalentonado lo hubiera deseado.
Ahí, en medio de las expectativas, entre pelotas blancas y una roja, estaba escondido el nombre de México. Sumergidos en una semana de anticipaciones y simulaciones, la mano bendita –o quizá maldita- de Maradona fue la encargada de sacar el nombre del Tri.
Es lo que hay. El Mundial es de los mejores y para los mejores, es el lugar donde los héroes se hacen leyendas y donde los pequeños pocas veces crecen. Y en una historia de gigantes y enanos, México está ante la oportunidad de demostrar a qué lado pertenece.
La historia de México nos lleva al ‘Ya mérito’, al ‘Jugamos como nunca, pero perdimos como siempre’. A burlarnos de las selecciones inferiores para después llorar por confiados; pero también, a asustarnos por las potencias para después mirarlos de frente y cara a cara.
Gracias Diego, porque hoy, a meses de sufrir un terremoto y a años de padecer un montón de vicisitudes, México tiene en el fútbol, en lo menos importante de lo más importante que es este deporte, la oportunidad de demostrar quién es.
Maradona volvió a aparecer con su mano de Dios, lo volvió a hacer con México entre los dedos. Y no, no es tan grave, no como parece. Hay jugadores con una mentalidad diferente, es la mejor generación de nuestra historia y, aunque no lo amemos, hay un técnico estudioso que se ha preparado una vida por sacar este momento adelante.
Es Alemania, la misma selección que estuvimos cerca de echar en el Mundial de 1986, y la misma que arrodilló Luis Hernández en 1998, que estuvo a dos centímetros de eliminar con aquel remate de Jesús Arellano.
Que del pasado aprendamos y que del futuro no temamos. Gracias Diego, tu mano va a ser de Dios, y con tus dedos santos, vamos a cambiar esta historia.