Poco fútbol y muchos huevos. Así jugó Argentina contra Nigeria y se clasificó a octavos de final. A las trancas, como en el potrero, sin magia, pero con la entrega necesaria para terminar celebrando.
Mascherano reflejó la realidad Argentina ante Nigeria
El ex jugador del Barcelona tuvo un partido flojo, pero demostró que con fuerza, coraje y amor por la camiseta también se ganan partidos.
Tal cual jugó Javier Mascherano. Lejos de su nivel habitual, descontrolado, nervioso, herido y sangrando, pero con un amor enorme por la camiseta albiceleste.
Como él, Argentina nunca se entregó. Mientras esperaba una jugada milagrosa que le pudiera dar el pase a octavos de final, el equipo fue puro nervio, tanto que el gol de Rojo sirvió para soltar todo lo que tenían que soltar desde la goleada sufrida ante Croacia y todo lo que vino después en la interna del equipo.
'El jefecito' no jugó para nada bien, pero se rescatan el par de huevos que tiene para sostener anímicamente a un equipo que se venía abajo. Que a pesar de estar cortado, nada le importo más que ir a buscar la portería contraria. Ese es el fútbol de Argentina, basado en el amor puro y dejando de lado el talento de uno de los equipos con más estrellas en este Mundial.