En el vestuario de España aún olía a cadáver. Por mucho que lo quieran camuflar, Lopetegui duele y huele. Este tipo de hedores suele ser aprovechado por cualquier depredador que tenga fútbol que ofrecer. Portugal es uno de esos equipos con hambre que, además, traía cierta sed de venganza. Peligrosa combinación. Ni si quiera Hierro podía disimular la tensión (su rostro), el respeto (sólo un delantero) y algo de miedo (cero variaciones e ideas). Se jugaba mucho personalmente y casi todo colectivamente. El problema es que el depredador también detecta el olor a miedo.
Ronaldo 3 - España 3: Cristiano, el depredador que se devoró a la defensa española
El en el mejor del Mundial hasta la fecha, 'CR7' hizo de las suyas y anotó, entre otros, el mejor gol del torneo. Diego Costa había hecho un doblete para la Roja, pero no alcanzó.
España sólo tenía una oportunidad para cambiar la nefasta opinión pública ofrecida por culpa del Real Madrid, la RFEF y propio Lopetegui. Y este era el día. La fiera portuguesa, comandada por Cristiano Ronaldo, debía aprovechar la situación de desasosiego del rival. Vaya si lo hizo. A los 3 minutos de juego un mínimo contacto de Nacho en el área con el delantero portugués y el árbitro señaló penal. Sólo el VAR, que no fue solicitado, sabe que no lo fue. Cristiano agarró el balón con la rabia del que le debe casi 20 millones de euros al fisco de España y se vengó de la Hacienda pública anotando la pena máxima.
Uno a cero a favor de Portugal en tan sólo cinco minutos. Mucho tiempo por delante y a los lusos se les presentaba un escenario ideal: defensa y contras para Guedes y Ronaldo. España tocó y tocó sin profundidad en el indeseado debut de Hierro. Sólo un tiro lejano de Silva hasta que llegaron las primeras contras mortales de Portugal. Pero perdonaron la primera y dieron vida a España. Bueno, a España no, a Diego Costa, que le debía a Pepe una desde esos derbys madrileños en los que el portugués y brasileño se decían de todo menos bonito. En un balón largo Costa abordó a Pepe con el brazo en clara falta, y el hispano brasileño tras dos caracoleos batió de tiro cruzado a Rui Patricio.
Esa jugada despertó a España. Un tiro lejano de Isco al larguero y un taconazo de Iniesta le pudo poner en ventaja a La Roja, pero perdonaron. Y el que perdona la paga. Una contra, tiro de Cristiano y De Gea, el que se supone uno de los mejores porteros del mundo, se la comió entera. No había tiempo para más. 2 a 1 para Portugal.
La primera arenga de Fernando Hierro en el vestuario era una incógnita. Sólo se sabe que seguía oliendo a muerto en el vestuario español. Y la voracidad portuguesa no estaba saciada. Así que la segunda parte prometía. Al minuto 55, Iniesta colgó a balón parado el esférico y Busquets se adelantó a la defensa lusa para habilitar a Costa quien marcó a placer. La presa se sacudió. Y no sólo, sino que tres minutos después Nacho agarró un balón en la frontal del área y puso el 2 a 3. Hierro limpió sus heridas con un grito que oyeron alto y claro Lopetegui y Florentino en Madrid.
Portugal tuvo que cambiar el libreto de su juego. Los lusos se sentían más cómodos a la contra pero teniendo a Ronaldo en el campo todo era posible. Fernando Costa, técnico portugués, movió el banquillo. Igual hizo Hierro, como imitando a los más experimentados. Pero las posiciones tácticas de uno y otro no variaron demasiado.
Ambos equipos comenzaron un nuevo partido desde el minuto 70. Un cuarto mataba a Portugal y un empate luso a España. Por lo que el partido entró en modo contención, acoso y respeto. Ya no había presa ni depredador. Sólo necesidad. La respuesta española a esto fue toque y toque. Portugal, por su parte, buscar a Ronaldo una y otra vez. Y llegó Ronaldo. Tiro libre en el 86. Tomó carrerilla. Y cuando todos esperaban el chute fuerte, colocó por encima de la barrera en el mejor gol del Mundial. Tremendo.
Ronaldo es Portugal. No pudo comerse a España pero casi. Ambos equipos deberían tener un desempate.