Junio de 2016. Marsella. Las principales plazas de la ciudad recibían a miles de aficionados al fútbol que aprovechaban el sol de la Costa Azul. La mayoría de ellos ingleses, ya que su Selección jugaba por la zona. Francia era la sede de la Eurocopa de ese año. De pronto, alrededor de doscientos rusos irrumpieron en la ciudad golpeando e hiriendo a cientos de británicos. Algunos respondieron al ataque, otros, sin embargo, se protegían como podían de la bestial turba incontrolada que les acechaba. Daba igual si mostrabas signos de querer pelear o no. Más tarde los ultras rusos volvieron actuar dentro del estadio contra los Hooligans ingleses. Daba igual si Rusia jugaba o no. Ellos habían ido a Francia con otras intenciones que no eran las de animar a sus futbolistas.
Ultras, violencia y racismo: la otra cara del Mundial de Rusia
Un nuevo incidente en España alerta sobre la generalización una modalidad de pelea llamada Draka, nacida en Rusia, y que es usada por los Ultras para entrenarse cara a próximos incidentes de gran magnitud
Las Instituciones decidieron sancionar económicamente a Rusia. Inicialmente se especuló con echarla de la Eurocopa, pero no hizo falta porque los rusos se fueron por méritos propios. No ganaron ni un partido. En cualquier caso, los ultras siguieron en Francia causando disturbios contra otras aficiones.
No fue un hecho aislado. En 2012, también en la Eurocopa, los ultras rusos protagonizaron una batalla campal en Varsovia contra radicales polacos. Este año, sembraron el terror en Bilbao, en dónde un agente falleció de un infarto tras los altercados con los ultras del Spartak de Moscú. Son precisamente los clubes rusos los que dan cobijo a estos grupos y no han hecho nada para neutralizarlos. Es más, muchas de ellas son organizaciones racistas que inundan el fútbol ruso de mensajes xenófobos, como el que recibió Hulk en 2012 por parte de los Ultras del Zenit de San Petersburgo. El futbolista brasileño llegó procedente del Oporto tras un fichaje de más de 40 millones de euros. El grupo Ultra dejó un comunicado en si sitio web en el que expresaba ¨no querer jugadores negros en su plantilla por tradición y valores¨. Mismo trato recibieron con otros futbolistas en Rusia como Samuel Eto´o en su paso por el Anzhi Makhachkala. El racismo en el fútbol ruso está muy presente y no se han dado pasos firmes para erradicarlo.
Todo apunta a que el Mundial de Rusia 2018 será la explosión de estos grupos de delincuentes, sin que las Instituciones estén haciendo nada para prevenirlo. Es más, algunas iniciativas no han hecho más que potenciarlos. Como el diputado ruso, Igor Lebedev, que sugirió hace un año legalizar estas peleas y convertirlo en un deporte. El legislador se refería a las denominadas peleas Draka. Se trata de confrontaciones pactadas entre dos bandos rivales que quedan en un lugar alejado y protegido para pegarse hasta que uno de los grupos desfallece. No se permiten armas. De hecho, esta modalidad es asumida entre los grupos ultras como el máximo honor de las peleas y la toman como un entrenamiento cara a otras peleas en los estadios o aledaños. Como era de imaginar, el nacimiento de Draka fue en Rusia.
Esta semana, dos grupos Ultra españoles alardearon de una de estas peleas previo al partido entre el Málaga y el Real Madrid. Fueron los Ultras Sur (Real) y Costa Nostra (Málaga) los que publicaron fotos de la pelea que tuvo lugar en un monte a escasos kilómetros del estadio de la Rosaleda en Málaga.
Los futbolistas ingleses han anunciado que sus familias viajarán a Rusia escoltadas. Las autoridades británicas recomiendan a su afición o bien no viajar, o evitar lugares de posibles conflictos. Medios de todo el mundo están alertando de esta situación, incluso con pactos entre grupos ultras de diferentes países para aliarse. Rusia está en medio de un conflicto internacional con Siria y su presidente, Vladimir Putin, se ha limitado a decir que todo está bajo control. Mientras, grupos ultras de todo el planeta siguen entrenándose cara a su presencia en el Mundial.