No, no son un cuadro de cubismo que necesite verse de un lado u otro para apreciar su belleza o el mejor ángulo, pero en efecto, los Detroit Pistons de la década de 1980, dirigidos por el legendario entrenador Chuck Daly y cuyas caras más visibles eran Isiah Thomas, Bill Laimbeer, Joe Dumars y Dennis Rodman, tienen su propio esplendor, al irrumpir en una época de leyendas y equipos muy talentosos en la NBA, y lo hicieron de un modo que sigue siendo recordado: haciéndose llamar los Bad Boys por una buena razón.
¿Por qué los Bad Boys siguen siendo tan odiados por Jordan?
MJ enfureció tras los dichos de Isiah Thomas en The Last Dance; los Pistons lo eliminaron tres veces.
Con motivo del lanzamiento de la serie documental The Last Dance, una producción de 10 capítulos que relata con material inédito la temporada 1997-99 de los Chicago Bulls de Michael Jordan, aquellas épicas y acaloradas batallas con los Detroit Pistons, un equipo que hizo sufrir a MJ, lo hizo llorar, y que lo eliminó tres veces en los Playoffs, dos de ellas en las Finales de la Conferencia Este. Cada vez que se remueven esas cenizas, una brasa de polémica salta a la luz.
Un poco de contexto para entender la naturaleza de los Bad Boys
La década de 1980 en la NBA fue dominada por los Boston Celtics y Larry Bird, y por Los Angeles Lakers y Magic Johnson. Ambas leyendas, con su estilo y desde su rincón geográfico, se encargaron de rescatar y dar auge a una NBA que agonizaba con problemas visibles de jugadores que abusaban del alcohol y las drogas y daban más de qué hablar fuera de la duela que dentro. De ese tamaño fue el aporte de Bird y Magic. Pero llegaron invitados inesperados.
En 1985, procedente de los North Carolina Tar Heels, arribó el joven Michael Jordan a los Chicago Bulls como la tercera selección global del Draft de ese año y, aunque los primeros años de su estadía en la NBA fueron asombrosos, derrochando talento, calidad y actuaciones que hacían levantar las cejas a cualquiera, y aunque no se convertía en una amenaza inmediata para las grandes dinastías que dominaron la época, incluso esos equipos vieron en MJ y los Bulls a unos herederos para cuando su era tuviera un final. Y no se equivocaron.
Los Celtics jugaban un basquet armonioso, de fuerza, de sacrificio, de colectividad, en tanto que los Lakers apelaban al famoso 'Showtime' y el ritmo de altomoctanaje. Los Bulls dependían en gran medida de la genialidad y chispa de Jordan, capaz de resolver muchos partidos por cuenta propia hasta que llegó el tipo con el que lo ganó todo, Scottie Pippen, para reforzarlo. Y luego, en la recta final de la década, aparecieron los Detroit Pistons.
El legado de los Pistons y los Bad Boys
Boston ganaba gracias a Larry Bird, sus agallas y sus triples. Chicago por lo que Jordan hacía en la cancha, cargando con su equipo. Detroit lo hacía del único modo que sabía para poder competir en una complicada Conferencia del Este en la que estaban también los New York Knicks, los Philadelphia 76ers y los Atlanta Hawks: jugar físico, incluso sucio, consideran algunos.
Isiah Thomas, Joe Dumars, Bill Laimbeer, Dennis Rodman, Rick Mahorn, John Salley, Vinnie Johnson, Mark Aguirre y James Edwards, eran la rotación común que usaba Chuck Daly en esa época, y aunque todos tenían roles distintos como armar el juego, anotar, capturar los rebotes y otras funciones, a este grupo de jugadores le quedaba claro que al margen de sus responsabilidades, ellos debían, al unísono, jugar duro, sucio si era necesario, sacar de quicio a los rivales, intimidarlos y, al final del día, salirse con la suya.
Algo que se ha dicho, para ensalzar a los Pistons y que además es cierto, es que este equipo de Detroit logró vencer a los Celtics de Bird, prácticamente marcó el fin de su dominio en el Este, también derrotó al poderoso y espectacular equipo de los Lakers con Magic y todo su Showtime. Pero también retrasó el ascenso de Jordan y los Bulls, y no solo eso, hizo miserable ese tiempo al astro de Chicago por la 'amabilidad' con la que era tratado cada vez que se veían las caras, y sobre todo, en los Playoffs.
Jordan sufrió con los Pistons en Postemporada tres ocasiones. En la temporada 87-88, Detroit despachó a Chicago en cinco juegos en la Semifinal del Este. Un año más tarde, en la Final de Conferencia, los Pistons salieron airosos en seis compromisos y, para acentuar la miseria de Jordan con los Bad Boys, en la campaña 1989-90, en siete juegos Detroit venció para encaminarse a su segundo título consecutivo de la NBA.
Todos estaban furiosos con los Pistons porque ganaban a pesar de jugar al filo de la navaja y, muchos creían que violaban las reglas impunemente, pero a su modo, lograron coronarse dos veces en medio de una época de enorme talento y pese a todo, Detroit sobresalió.
La molestia de MJ con los Detroit Pistons
Finalmente Jordan se deshizo de los Pistons. Chicago barrió 4-0 a Detroit en la Final de la Conferencia del Este de la campaña 90-91. Ese fue el final de la era de dominio de los Bad Boys y muchos recuerdan la manera en la que se dio: encabezados por Bill Laimbeer e Isiah Thomas, antes de que acabara ese cuarto juego, los Pistons salieron hacia los vestidores sin felicitar a Jordan y sus Bulls.
En 1988, cuando Detroit eliminó en seis juegos a Boston en la Final del Este de ese año, los Celtics, a segundos del final del sexto partido, comenzaron a irse a los vestidores, lo que menos querían era estrechar las manos de los Pistons. Pero tampoco nadie hizo un escándalo de eso después, a pesar de que ya se sabía que ese era el fin de ese portentoso equipo de Boston, comandado por Larry Bird, Kevin McHale y Robert Parish.
En el umbral del cuarto partido de la serie de 1991 entre Chicago y Detroit, de acuerdo con Vincent Goodwill de Yahoo! Sports, Jordan declaró "los Pistons son inmerecidos campeones; los Bad Boys son malos para el basquetbol". Aparentemente ese fue el motivo que originó el desdén de los Pistons para irse sin despedirse de MJ y sus compañeros, una afrenta que aparentemente sigue haciendo enfurecer al astro de los Bulls hasta la fecha.