Por: Dan Fridman Stalnicovitz
Dan Fridman: El Caballo Dorado que no pudo con su Payaso de Rodeo
Dan Fridman: El Caballo Dorado que no pudo con su Payaso de Rodeo
Amigos de NFL.com/Español, no soy un conocedor de música ni pretendo serlo y mi gusto en este ámbito no es tan refinado como el de seguramente muchos de ustedes, sin embargo, si he podido ir de vez en cuando a bodas y me atrevo a decir que en todas ellas (incluyendo la mía), o en al menos en la inmensa gran mayoría de ellas he podido escuchar, y debo confesarles que hasta bailar, la famosísima canción de ‘Payaso de Rodeo’ que interpreta el grupo ‘Caballo Dorado’.
En esta ocasión me inspiré, más que en los pasos de baile, en esos dos términos ‘Payaso de Rodeo’ y ‘Caballo Dorado’, para mi blog de esta semana, así que espero ‘no romper más su pobre corazón’ y poderles explicar qué tiene que ver todo esto con la NFL.
¿Qué es un payaso de rodeo?
El payaso de rodeo, al igual que los payasos regulares tienen la función de entretener, de divertir y de hacer reír, con la diferente que en vez de hacerlo a un público, su función es distraer al toro para ayudar a la labor del vaquero que lo monta.
Sin duda, y con la clara conexión del Estado de Texas con el rodeo y con los toros, en esta campaña los Houston Texans más que ser el toro bravo que tienen en su logo, son un auténtico payaso de rodeo y créanme que lo digo como un cumplido.
Los payasos de rodeo exponen su físico para ayudar al show y si ha existido un equipo que ha sufrido físicamente son los Texans, un conjunto que por diferentes motivos han tenido que usar a cuatro quarterbacks en la temporada y cuya mayor arma a la ofensiva, el corredor Arian Foster también dejó la actividad a mitad de temporada por lesión, misma situación con la que inició el calendario regular.
Los quarterbacks de los Texans, por indisciplinado (como suelen ser los payasos) en el caso del despedido Ryan Mallett por no llegar con el equipo al aeropuerto para viajar a Miami, o por lastimados (como suelen quedar los payasos de rodeo) como Brian Hoyer y T.J. Yates, uno a uno han ido cayendo allanando el camino, como lo suelen hacer los payasos de rodeo, para que un vaquero, o al menos un ex Cowboy como Brandon Weeden, quarterback de Dallas que sustituyó a Tony Romo a mediados de este mismo año, llegara a Houston tras ser despedido por Jerry Jones y compañía y pudiera tener un toro menos fiero y prácticamente, si no se dan nueve resultados desfavorables, llevar a los Texans como campeón del Sur de la AFC, a los inesperados playoffs.
Hablando completamente en serio, para mi gusto el head coach del año tiene que ser el de los Texans, Bill O’Brien, que con su segundo corredor, su cuarto quarterback, un destacadísimo receptor como DeAndre Hopkins y el mejor defensivo de la liga en J.J. Watt ha conducido a estos payasos de rodeo al gran rodeo de los playoffs donde estará en disputa el viaje al Super Bowl 50.
Ahora, vamos a ser sinceros, a favor de los Texans está el hecho de que no han tenido que domar a ningún toro, más bien les ha tocado un caballito mansito, mansito y sin porte.
Ese caballito era considerado por muchos expertos como el ‘Caballo Dorado’ antes de iniciar la temporada, son los Indianapolis Colts, el que fue considerado el favorito máximo para representar a la Conferencia Americana en el Super Bowl dorado y si se concreta, como todo parece indicar, la decepción máxima de la temporada 2015 de la NFL.
Con Andrew Luck como el jinete ideal, el cuadro de Indianapolis agregó en el receso de temporada a veteranos consagrados como el receptor Andre Johnson y el corredor Frank Gore con la intención de dar el siguiente paso tras haber sido eliminados en el Juego por el Campeonato de la AFC hace ya casi un año.
Pero lo de los Colts fue un escándalo, el entrenador en jefe Chuck Pagano con un enfrentamiento directo contra el Gerente General Ryan Grigson, un equipo completamente disfuncional, un Andrew Luck errático a más no poder y después de ello, la lesión del propio Luck ha dejado al cuadro de la herradura al borde del abismo y de ‘Caballo Dorado’, hoy es un pony muy muy dócil que, ni si quiera sabe quién será su quarterback en su último partido, ya que sin Luck y con los lesionados Matt Hasselbeck y Charlie Whitehurst, el que queda al mando es el completamente desconocido Stephen Morris, que jamás ha lanzado un pase en la NFL, y los literalmente recientemente contratados Josh Freeman y Ryan Lindley.
Es así como el ‘Payado de Rodeo’ ha roto el pobre corazón del ‘Caballo Dorado’ aunque irónicamente con un marcapasos que está a punto de dejar de funcionar, el miocardio de los Colts aún late, pero muy poquito.