Por María H. García. Corresponsal/ Notimex
Super Bowl trae a la memoria impacto negativo en salud de jugadores
La mayoría de ex jugadores fallecidos con síntomas de demencia padecían una enfermedad degenerativa del cerebro resultado de contusiones.
La celebración de la 50 edición del Super Bowl, el próximo 7 de febrero, y la cinta Concussion traen a la memoria que la mayoría de ex jugadores de la NFL fallecidos con síntomas de demencia padecían una enfermedad degenerativa del cerebro resultado de contusiones.
Desde el hallazgo del neuropatólogo Bennet Omalu, que narra en la cinta la evidencia que vincula las lesiones del cerebro relacionadas con el futbol americano y la demencia, la Liga Nacional de Futbol (NFL, por sus siglas en inglés) intenta defender un entretenimiento de más de tres mil millones de dólares.
El doctor Omalu, de origen nigeriano, descubrió en 2002 la condición conocida como Encefalopatía Traumática Crónica (CTE) o demencia pugilística en el cerebro del jugador de los Pittsburg Steelers, Mike Webster.
Webster, cuatro veces ganador del Super Bowl, a los 50 años murió como indigente luego de no recordar en qué dilapidó su fortuna, presentar conducta violenta y tratando de que la NFL le diera una pensión por incapacidad.
Omalu encontró en el cerebro de Webster un extenso daño cerebral y la presencia de la proteína tóxica denominada “tau”, que se asocia a la enfermedad de Alzheimer y a los síntomas que presentaban los atletas afectados como pérdida de memoria, demencia severa, delirio, paranoia y comportamiento explosivo.
Dos grandes bancos de cerebros en instituciones de investigaciones se han creado a partir de entonces en Estados Unidos a fin de estudiar la CTE y otros padecimientos relacionados con el impacto constante en el cerebro y múltiples contusiones en los jugadores de futbol americano.
La institución de investigación creada por Omalu junto al neurocirujano Julian Bailes, exneurólogo de los 'Acereros', y a Robert Fitzsimmons, el exabogado de Webster, tiene en un acervo 30 cerebros de exfutbolistas y luchadores que padecían CTE.
Omalu, quien en la actualidad es neuropatólogo forense en San Joaquín, California, ha señalado que la desaprobación de la NFL para su trabajo le ha impedido el acceso a un mayor número de cerebros que donan los familiares de los jugadores.
Un comité de la NFL habría pedido que Omalu emitiera una retracción de sus investigaciones publicadas en la revista Neurosurgery, indicando que no tenía suficiente datos clínicos. “La autopsia es el estándar de oro del diagnóstico”, respondió el médico.
Omalu sostiene asimismo que la protección del casco en el jugador para los golpes no es suficiente porque el cerebro se impacta contra el cráneo y es lo que ocasiona las lesiones.
En tanto, una investigación a cargo de la doctora Ann McKee del Departamento de Veteranos y la Universidad de Boston, encontró CTE en 96 por ciento de los jugadores de la NFL.
De los 91 exjugadores profesionales examinados, 87 presentaron la enfermedad degenerativa del cerebro.
El análisis del tejido cerebral de 165 individuos que jugaron futbol americano en ligas profesionales, colegiales, o de preparatoria antes de su muerte arrojó que 131 presentaron CTE.
Según el estudio, el 51 por ciento jugaba en la ofensiva y defensiva de sus equipos, es decir tenían posiciones de contacto personal en cada juego.
Tanto Omalu como McKee buscan convencer a la gente que la Encefalopatía Traumática Crónica es un enfermedad verdadera.
La NFL, luego de desacreditar el trabajo de Omalu y negar que las contusiones cerebrales no son frecuentes en los jugadores, reconoció el problema y asignó recursos para su investigación, desarrollo de tecnologías para proteger a jugadores y aumentar los recursos médicos.
En abril de 2015 un juez aprobó el arreglo para el pago de mil millones de dólares en 65 años entre la NFL con miles de jugadores que la demandaron argumentando que la liga escondió o desestimó el daño causado por el trauma constante en la cabeza.
El trabajo de Bailes y Omalu busca encontrar subtipos de CTE y tratamiento al padecimiento reportando sus hallazgos en revistas científicas.