Bill Belichick ya sabe lo que es estar sin Tom Brady, y no le ha ido bien, está comprobado, ahí están los números y una colección de fracasos que experimentó el ahora laureado head coach antes de explotar con éxito en los New England Patriots.
Bellichick sin Brady: el reto de repetir la fórmula ganadora
Por primera vez desde 2001 el exitoso dúo head coach-quarterback se las arreglará por su cuenta.
Pero para Tom Brady será una experiencia totalmente nueva jugar al futbol profesional con un entrenador principal que no se llame Bill y que no se apellide Belichick. Será Bruce Arians quien tenga la oportunidad de dirigirlo en las postrimerías de su carrera.
Con esto en el horizonte, se tejen interesantes escenarios como averiguar de qué manera la dupla head coach-quarterback más ganadora de todos los tiempos se las arregla sin su contraparte para alcanzar el éxito.
A fuerza de ser sinceros, ninguno de los dos la tiene fácil y también, a decir verdad, no tienen nada que demostrar, nada qué probarle a nadie, pero es precisamente por esa estirpe de la que gozan que la exigencia no será menor.
El problema para Belichick
Remplazar a un tipo que ha ganado seis títulos de Super Bowl, y que ha sido la cara de una franquicia durante casi dos décadas, nunca será un proceso sencillo, sobre todo pensando en que la afición de Boston-Foxboro se habituó a ver a un quarterback llevarlos a la victoria como si fuera un día cualquiera en la oficina.
Con Brady, Belichick halló un socio con el que forjó la dupla de entrenador-quarterback más ganadora de todos los tiempos, con un total de 219 triunfos en temporada regular, además de 30 en juegos en Playoffs.
Pero sin Brady, Belichick es un head coach del montón, y no es que se le quiera demeritar per se, pero los números indican que cuando no ha sido el seis veces ganador del SB su quarterback, el récord de ganados y perdidos es de 54-66.
Suponiendo que a New England se las arregle para aterrizar a un gran quarterback, ya sea vía agencia libre o a través del próximo Draft de la NFL, quien llegue a ocupar la posición titular no tendrá las cosas fáciles.
Ya sea tanto por buscar llenar los zapatos de Brady como porque cada jugada los fans de los Pats se lo van a estar recordando, y si resistir los embates de los cada vez más veloces y potentes defensivos en la liga no fuese la suficiente presión, mentalmente tendrá bastantes asuntos con los cuales lidiar quien llegue a ocupar ese puesto.
El problema para Brady
Tener 42 años no es ningún delito, pecado o problema, es más, dicen que los 40 son los nuevos 30, pero para jugar la posición de quarterback en el futbol profesional, donde la dinámica del juego va cada vez más en ascenso, la edad es un factor que no pasa a segundo plano.
Aunque en las dos pasadas temporadas Brady apenas acumuló 48 capturas, ayudándose con un release de 2.5-2.6 segundos para deshacerse del balón, pues con ello ha sido uno de los quarterbacks menos proclives a ser atrapados en la bolsa de protección.
Por tener un panorama, cabe decir que en 2018 solamente fue capturado en 21 ocasiones, y apenas golpeado en otras dos en un total 596, de lo que se llaman en inglés, ‘ dropbacks’, es decir cuando un quarterback, bajo centro o en posición shotgun, va a lanzar un pase. Es decir, apenas fue tocado.
Sin embargo, el hombre por el que llega a los Tampa Bay Buccaneers, Jameis Winston, padeció sobremanera con su línea ofensiva de una manera atroz la campaña pasada, y pese a ser 16 años más joven que Brady, fue capturado 47 veces, algo que sin duda se convierte en una preocupación para TB12, quien en 2019 fue embolsado 20 veces menos.
Difícilmente los Bucs se quedarán intactos con la misma línea ofensiva que permitió tanto castigo a Winston, considerando la aún más limitada movilidad de Brady, pero en caso de renovación, indistintamente, se debe generar una química con los frontales, algo que no se da de la noche a la mañana.
En conclusión
Bill Belichick ya sabe lo que es no tener a Tom Brady de su lado y los números son implacables, es un entrenador ordinario, pero para TB12 son aguas tan profundas e inexploradas en las que jamás se ha sumergido sin tener a su polémico head coach en las laterales.
Ambos tienen dos cosas en común: talento y experiencia. Y hoy más que nunca deberán vaciar ese frasco hasta la última gota porque es altamente probable que el punto ‘B’ de sus carreras esté próximo e irse con nota alta será todo un desafío para ambos.