El día de la debacle de Tony Romo en Seattle que marcó su carrera para siempre

Este fin de semana, durante la semana 8 de la NFL, los Dallas Cowboys y los Seattle Seahawks se verán las caras.

Cuando se habla del enfrentamiento entre Dallas y Seattle, es imposible no recordar aquel antecedente de la Ronda de Comodines de la temporada 2006.

Los Cowboys clasificaron como mejor comodín en la NFC con marca de 9-7, mientras que los Seahawks con el mismo récord, se coronaron como el peor monarca divisional en la Conferencia Nacional en el sector Oeste.

La temporada fue la del debut como titular de, un hasta entonces desconocido, Antonio Ramiro Romo.

Bill Parcells, el entonces entrenador en jefe de los Cowboys, decidió sentar al errático Drew Bledsoe a mitad de la temporada y darle la oportunidad al pasador de ascendencia mexicana.

Por su parte, Seattle venía como el campeón defensor de la Conferencia Nacional, logro icónico para la franquicia que había jugado, y perdido, su primer Super Bowl en la edición XL.

Con ello, Romo y compañía visitaron el Qwest Field (ahora CenturyLink Field) con la idea de ganar el primer partido de playoff para esta franquicia desde el lejano Super Bowl XXX.

El partido fue parejo hasta el cuarto periodo, sin embargo, Seattle vino de atrás y con un safety y un pase de touchdown de Matt Hasselbeck a Jerramy Stevens, los Seahawks se pusieron al frente 21-20.

Dallas tomó el balón y la avanzó hasta la yardas dos donde el argentino Martín Gramática intentaría un supuestamente seguro gol de campo de 19 yardas para tomar la ventaja con poco tiempo por jugar.

Sin embargo, Romo, quien también le detenía el balón al pateador soltó el centro para la sorpresa de todos los que estaban viendo el partido.

El quarterback tuvo que tomar el ovoide e intentar anotar y el pateador argentino no pudo conseguir bloquear a los defensivos.

Aún así parecía que Romo anotaría por tierra pero una tackleada salvadora y milagrosa de Jordan Babineaux detuvo al pasador dándole el ovoide a los Seahawks.

El tiempo se acabó y Seattle eliminó a Dallas con marcador de 21-20 y a partir de ese momento empezó la maldición que hasta ahora se mantiene de Romo y los Cowboys en juegos definitivos.