Pittsburgh nunca ha sido un lugar fácil para jugar, pero Ben Roethlisberger quiere que su ciudad y su campo de juego encauce su historia inmediata y se convierta en el estadio más temido de la liga.
Roethlisberger: "Pittsburgh, debemos recuperar la mística de Heinz Field"
Big Ben pide a los aficionados Steelers convertir su estadio en el más temido de toda la NFL.
"Lo espero y espero que estén agotados los boletos. Ruidoso, loco, tú sabes, tenemos que traer de vuelta esa ventaja de local, la mística de Heinz Field, si quieres", comentó Roethsliberger a los periodistas sobre sus expectativas para el próximo juego en casa de los Steelers contra los Vikings, de acuerdo a Jeremy Fowler de ESPN.
"Siempre fue así cuando llegué aquí, los primeros años cuando estuve aquí y no estoy diciendo que lo hayamos perdido, pero los equipos necesitan temer venir a Heinz Field. Uno, debido a los aficionados y la locura y dos, debido a nuestro juego", añadió el Big Ben.
Este es un buen llamado a las armas o las toallas amarillas, de la figura de los Steelers, pero pedir a los seguidores de Pittsburgh recuperar la "mística" en un estadio de menos de dos décadas de edad es una extraña solicitud a su valor nominal.
Después de todo, Heinz Field apenas abrió en 2001, reemplazando al Three Rivers Stadium, una casa que era una monstruosidad para cualquiera que hacia reverencia a los equipos campeones e los Steelers y los Pittsburgh Pirates.
Desde el debut de Heinz, los Steelers han entrado a la postemporada 11 veces y han recibido 12 juegos de playoffs, incluyendo tres juegos de campeonato de conferencia. Apenas el año pasado, Pittsburgh puso un golpe absoluto sobre los Miami Dolphins en el juego de comodín, saliendo a una ventaja de 20-3 en 20 minutos de juego en un clima de 17 grados y vientos de 16 mph.
El dominio de Pittsburgh en casa no es sólo un fenómeno de postemporada. Desde que Roethlisberger asumió la posición titular de QB en 2004, va 70-22 de local. Una ventaja de campo en ese lapso sólo superada por los Patriots de Tom Brady y los Colts y Broncos de Peyton Manning.
Si hay una mística en Heinz Field, un sitio de 17 años de antigüedad que, comparado con su predecesor, apenas se siente vivido y constantemente ha sido anfitrión de encuentros de alto nivel, ¿alguna vez eso se fue? Pero nos estamos desviando de la semántica.
A lo que probablemente se refiere el Big Ben es que los Acereros, y los aficionados en alguna medida intangible, tienen que proteger mejor su casa. Pittsburgh no ha ganado más de seis juegos como local en temporada regular desde 2011, lo que para algunas organizaciones, como sus víctimas de la Semana 1 Cleveland - cuyo estadio Roethlisberger ya "posee" - podría sonar como llorar por condimentos derramados.
Pero para una franquicia como la de los Steelers, que tiene aspiraciones anuales de playoffs y descansar la primera semana, poner manos a la obra en casa es una necesidad si el equipo va a evitar dirigirse a Foxborough, Kansas City o al Black Hole de Oakland este mes de enero.
Para Big Ben, esa batalla por la postemporada de playoffs comienza en casa este fin de semana cuando los Steelers reciban a Minnesota en sus propios términos y controlando su ambiente "místico".