Este año la bebida fue color morado, un color poco común y que previo al encuentro tenía un momio de +1000, es decir, pagaba 100 dólares por cada 10 que apostados.
Amarillo, anaranjado y azul eran los colores que menos pagaban. En el Super Bowl LIV, donde Reid también resultó campeón, la bebida con la que fue empapado era naranja.