Andre Agassi, también conocido como 'El Kid de Las Vegas', cumplió 50 años de vida el pasado 29 de abril, prácticamente toda una vida dedicada al tenis, y por inverosímil que esto parezca, un deporte que él mismo confesó que odiaba, desde que su padre (a quien también terminó odiando por ese motivo) colocó una raqueta en sus manos cuando apenas tenía dos años.
Andre Agassi, el número 1 que odiaba al tenis y a su padre
Tanto histórico como controversial el 'Kid de Las Vegas' es un gran personaje del mundo deportivo.
Pese a esa sorprendente aversión al 'deporte blanco', Agassi fue capaz de lograr una especie de revolución dentro de él hasta convertirse en uno de los siete jugadores capaces de ganar los cuatro Grand Slams.
Todo un personaje, por sus pasos cortos, por las pelucas para ocultar su calvicie, la extravagancia al portar pantalones vaqueros cortos para saltar a la cancha, que lucía arracadas y que incluso admitió que había tomado metanfetaminas, jugó su último partido en el US Open de 2006 ante el alemán Benjamin Becker cuando tenía 36 años.
Al momento de colgar la raqueta, Agassi ya había labrado un imponente historial. En el terreno deportivo, Agassi será recordado siempre porque ha sido uno de los 26 números uno que ha tenido el tenis, posición que ocupó durante 101 semanas y en la que logró terminar la temporada de 1999; y porque además ganó 60 torneos, ocho de ellos del Grand Slam.
Otro timbre de orgullo que puede sentir Agassi es porque se trata del único tenista en la historia que ha capturado los siete títulos más prestigiosos en el tenis masculino en singles: los cuatro Grand Slams, el Masters, ahora denominado Finales ATP, la medalla de oro olímpica (JJOO de Atlanta 1996) y la Copa Davis (1990, 1992 y 1995).
Otro de los hitos que logró es que se convirtió en el jugador con menor edad en superar el millón de dólares en premios, tras sólo disputar 43 torneos, algo que en estos días pinta muy complicado.
Pareciera que la vida de Agassi ha sido de telenovela que acaba bien, pero en estos 50 años quizás su existencia no ha sido tan dichosa como muchos piensan. Agassi nunca se sintió querido por el gran público estadounidense, que en mayor medida dedicaba su amor a Pete Sampras, con quien rivalizó en sus mejores momentos, y a quien dedicó luego 'elogios' como "era más robótico que un loro".
Agassi se convirtió en un estandarte publicitario, una bocanada de aire fresco que salpicó y revolucionó el tenis con su aspecto, haciendo trizas los cánones de ese entonces. Con su raqueta protagonizó lo que se dio en llamar 'El Rock and Roll del tenis'. Aunque al final toda su figura quedó sometida a una frase que le estigmatizó: 'la imagen lo es todo".
En su biografía Open, firmada también por el ganador del Premio Pulitzer, JR Moehringer y publicada en 2009, muchas de sus verdades ocultas durante un tiempo quedaron al descubierto. Su miedo cuando saltaba a la cancha con peluca y temía que se le cayera era una de sus principales inquietudes.
El odio que sintió por el tenis, deporte que le impuso su padre, Emmanuel 'Mike' Agassian, quien compitió en los Juegos Olimpicos de 1948 y 1952 en representación de Irán en boxeo, marcó su carrera. Agassi no eligió este deporte, pero sí su progenitor que soñaba con que uno de sus cuatro hijos fuera una figura con la raqueta.
"Todavía odio el tenis. Y ahora como entrenador, no tengo que amarlo. Mi trabajo es hacer que un jugador mejore sus actuaciones, se meta en su cabeza, entienda a quién tengo enfrente de él. Y aprendiendo de él", relata en su libro autobiográfico Open.
Insitgado por su padre, Agassi tomó anfetaminas sin saberlo hasta que su hermano Philly se lo advirtió. Después, cuando se debatía en los momentos más bajos de su carrera, cayendo hasta el puesto 141 del ránking con una severa lesión en la muñeca, admitió que también había ingerido otras sustancias.
"Mi nombre, mi carrera, todo estaba en juego. Días más tarde me senté en una silla con un bloc de notas en mi regazo y escribí una carta a la ATP. Estaba llena de mentiras, mezcladas con medias verdades", agrega al referirse a como se sintió entonces, después de que un doctor de la gira ATP le avisó que dio positivo en un control antidopaje por una sustancia de tipo II.
Agassi recurrió a lo que podría haber sido una sanción de tres meses al señalar que había sido "un error de su asistente" y se salvó de un castigo. Ese arrepentimiento quedó al descubierto en su biografía. También sus duros años en la academia de Nick Bolletieri donde coincidió entre otros con Jim Courier, su relación y matrimonio con la actriz estadounidense Brooke Shields y su posterior boda con la tenista alemana Steffi Graf.
Rapado ya luciendo con orgullo su calva, Agassi y Graf se casaron en 2001 en Las Vegas con solo tres personas en la sala, el juez que les unió y las madres de ambos. Luego tuvieron dos hijos: Jaden Gil y Jaz Elle.
La vida desde entonces cambió para él. Su fundación "Andre Agassi Para la Educación", enfocada de lleno en los niños parece haberlo transformado y mejorado. Fue entrenador temporal del búlgaro Grigor Dimitrov y del serbio Novak Djokovic.
"Juego al tenis como medio de vida pese a que lo odio, lo odio con una pasión secreta y siempre lo he hecho", esa es una frase que quedará para la posteridad, aunque también su legado como un jugador rebelde, irreverente y simpático.