Por Jaime Bernal:
La resaca del oro olímpico le costó la derrota a Mónica Puig en la primera ronda del Abierto de EEUU
Además del cansancio físico y mental tras ganar en Río 2016, la boricua tuvo muy poca preparación para el torneo.
El pasado 13 de agosto Mónica Puig completaba en los Juegos Olímpicos de Río 2016 una hazaña histórica al convertirse en la primera deportista de su país en ganar una medalla de oro en las justas, luego de vencer a la alemana Angelique Kerber, número dos del mundo, en la final individual de tenis en la rama femenina.
Ese triunfo no llegó solo y, como era de esperarse, no pasó desapercibido en su país. El hecho de recibir celebraciones de todo tipo hizo también que Puig no tuviera el tiempo suficiente para prepararse adecuadamente para un evento como el Abierto de Estados Unidos, el último Grand Slam del año y en el que todas las tenistas llegan con la ilusión de cerrar de mejor manera el año.
"Han sido dos semanas muy complicadas en cuanto a actividades extra deportivas", admitió Puig, recibida la pasada con una fiesta popular en Puerto Rico. "Me hubiese gustado tener más tiempo para bajar de la nube, pero el calendario no te lo permite", dijo Mónica tras su derrota el lunes ante la china Saisai Zheng.
Pero además de la falta de preparación, que sin duda también afectó su condición física, el triunfo de la boricua la puso en una situación nueva y a la que tendrá que acostumbrarse. Puig pasó de ser una tenista más a convertirse en una figura, razón por la cual le van a exigir más de lo normal y también a que sus rivales la miren con más respeto. Aunque parezca fácil, en un deporte individual como el tenis, el éxito es algo que se debe asimilar y también el hecho de que ella y sus seguidores la comiencen a ver como favorita.
Para no ir más lejos, por primera vez en un torneo grande, Mónica llegaba esta semana a Nueva York como preclasificada al conseguir el último puesto en la lista de las cabezas de serie con el número 32. Esas expectativas también la superaron, como afirmó la misma boricua tras su derrota 6-2, 6-2 ante la china Zheng.
"Había mucha presión, muchas expectativas. Nunca había estado en esta situación, estoy navegando nuevas aguas, por nuevos terrenos. Una vez se convierta en algo habitual, me sentiré más cómoda", admitió Mónica.
El lunes, Puig, de 22 años, mostró un tenis poco constante e impreciso, especialmente con su derecha, pues terminó cometiendo 28 errores no forzados contra Zheng, la número 61 del mundo, quien selló la victoria con un “ace” tras una hora y 16 minutos de partido.
Al final del encuentro, la misma boricua reconoció que fue ella misma la que se destruyó en los momentos decisivos del choque y admitió que ha entrado a nueva fase de su carrera, la misma que cambió para siempre hace dos semanas en Río.
"Esto no me quita nada de lo que hecho. Estoy en fase de aprendizaje, nunca había estado en esta posición de ser figura en el tenis que viene subiendo, todo el mundo me está mirando. Son cosas que tengo que seguir mejorando", concluyó Mónica.
De lograr superar bien esta fase de aprendizaje, Puig tendrá un camino lleno de éxitos, ya que en los Olímpicos le demostró al mundo que tiene el tenis y la jerarquía para superar incluso a las mejores del mundo. Lo que nadie debe dudar es que esta derrota no significa un bajón para Mónica, cuya carrera apenas está comenzando.