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Serena Williams impactó con su nivel de juego y luego en el baile de los campeones en Wimbledon.
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Antes de arrancar la final, la costumbre de retratar a las dos contendientes.
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El poderoso servicio de Williams fue clave en la defensa de su título.
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La rusa Vera Zvonareva enfrentó con todos sus recursos su primera final en un torneo del Grand Slam.
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Aunque las crónicas señalan que se tardó en entrar en su ritmo, Serena no vio peligrar su condición de campeona.
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Después del quinto juego del primer set, Serena fue una fuerza desatada de la naturaleza sobre el 'césped sagrado'.
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Y comenzaron a abundar los tiros ganadores y la vehemencia de la jugadora número uno del mundo.
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El All England Tennis Club se llenó de exclamaciones de admiración hacia la menor de las hermanas Williams.
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Aunque tuvo una actuación muy digna, Vera se vio abrumada por la potencia de la estadounidense.
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Se acercaba el momento de la victoria y Serena lucía más y más incontenible.
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La coronación de la diosa de ébano se dio con parciales de 6-3 y 6-2. El festejo fue más que merecido.
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Aunque ya tenía tres de estas preciadas charolas, Serena no dejó de admirar el fruto de su esfuerzo en esta edición.
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Las dos finalistas posan con sus respectivos trofeos. Vera Zvonarena reconoció el poder de Serena.
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Arropada por la ovación del exigente público de Wimbledon, Serena saludó en su calidad de bicampeona.
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El baile de la noche siguiente reunió a los campeones de singles de ambas ramas. Rafael Nadal saludó a su llegada a Serena.
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Las lentes de la prensa internacional no se agotaron de captar a Serena, la reina de Wimbledon 2010.
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