La sabiduría popular dicta que "quien a hierro mata, a hierro muere". El dicho adquiere un significado mucho más crudo cuando hablamos de deportes de contacto y, si somos más específicos, de Ronda Rousey.
Ronda Rousey podría despedirse para siempre de las MMA gracias a su nueva aventura en la WWE
Rousey no sube al octágono desde diciembre de 2016, cuando perdió en menos de un minuto, por segunda vez, ante Amanda Nunes. Ahora subirá a un ring como peleadora "de a mentis".
Luego de su exitosa carrera como atleta olímpica de yudo en 2008, Rousey tomó las artes marciales mixtas por sorpresa y desató una fiebre por esta disciplina de la mano de UFC. La estadounidense se convirtió en el rostro de la promotora y le aseguró un lugar en el mercado mainstream deportivo.
Rousey creó su personaje en la jaula gracias a la forma en que logró sus 12 peleas invicta (seis como peleadora de UFC): sumisiones, rodillazos, patadas, y la habilidad única para herir e intimidar con palabras a sus rivales.
Quizá lo que a Ronda le faltó construir en sus años dorados fue el respeto de los fanáticos y sus rivales; el miedo estaba ahí pero éste no es incondicional como lo demostró la sorpredente derrota por nocaut ante Holly Holm en noviembre de 2015.
El supuesto derrumbe psicológico que Rousey sufrió al perder el invicto, se convirtió en un hecho cuando un año después regresó al octágono para enfrentar a la brasileña, Amanda Nunes; decisión valentona que debió pensar dos veces. La estadounidense volvió a probar la lona, pero esta vez al minuto de haber comenzado el combate.
Ahora, Rousey parece buscar un futuro más "divertido", en palabras suyas, y menos riesgoso en un mundo ficticio como lo es la WWE. "Tengo la posibilidad de estar en una situación donde puedo disfrutar el evento en lugar de disfrutar el resultado", se refirió a las MMA en entrevista después de su inesperada aparición en Royal Rumble.
La inactividad para un atleta es un riesgo, pero la forma física se recupera con trabajo en el gimnasio; la pasión, no. Ronda parece no querer saber más de golpes, codazos y sumisiones, y su reciente contrato con la promotora más famosa de lucha libre lo comprueba.
"Este ha sido mi sueño, incluso mucho antes de que pudiera hablar. De niña veía mucho las luchas y soñaba con estar ahí, actuando, aunque nunca supe si tendría el talento para hacerlo. Me siento muy privilegiada", sentenció quien fuera la campeona gallo indiscutible de UFC hace un par de años.