Cleveland (EEUU) - Los Chicago Cubs ya tienen el deseado título de la Serie Mundial que tuvo que esperar 108 años para que lo volviesen a conseguir y uno de los artífices de la ofensiva ganadora de los nuevos campeones del béisbol profesional de las Grandes Ligas fue el segunda base boricua Javier Báez.
Javier Báez compensa error con jonrón y sigue la estela de Roberto Clemente
El segunda base boricua fue una de las piezas clave para que los Cachorros de Chicago ganaran la Serie Mundial después de 108 años.
Cierto que Báez cometió un error en su juego defensivo, pero de inmediato el pelotero de 23 años aportó su clase ofensiva al pegar jonrón que lo colocaron la imagen de la nueva generación dentro del béisbol profesional de las Grandes Ligas.
Báez se convirtió en el segundo pelotero nacido en Puerto Rico que dispara batazo de cuatro esquinas en el Séptimo Juego del 'Clásico de Otoño' y el primero desde que el inmortal Roberto Clemente se fue para la calle en 1971 frente al cubano Miguel Cuéllar, de los Baltimore Orioles.
"No puedo describir lo que siento por haber alcanzado el sueño único de ser campeones de la Serie Mundial y poder ayudar al equipo al lograrlo", declaró Báez. "Sabíamos que podíamos hacerlo, sin importar las dificultades que se nos presentaron ante unos rivales enormes y excepcionales como son los Indios".
Ese partido lo ganaron los Piratas por 2-1 y se apuntaron los máximos honores en una Serie Mundial en la cual el Jugador Más Valioso (MVP) fue precisamente el gran 'Cometa de Carolina', como se le conocía al legendario pelotero boricua.
Clemente promedió .414, con dos cuadrangulares, dos dobletes, un triple y cuatro carreras impulsadas en aquel 'Clásico de Octubre'.
La otra carrera de los Pirates del partido decisivo también fue impulsada por un boricua, José Pagán.
Por su parte, Báez se convirtió en el segundo pelotero más joven que dispara un cuadrangular en un encuentro decisivo de la Serie Mundial.
Su hazaña deportiva le permitió colocarse por detrás de otro integrante del Salón de la Fama, Mickey Mantle, que lo hizo para los New York Yankees en 1952.
"No me preocupa lo que hago individualmente, si lo que aporto al equipo para que al final de cada partido lograr la victoria", subrayó Báez. "Las marcas individuales si dan triunfos al equipo son un complemento perfecto que también te ayudan y motivan".