Desafortunadamente, el fútbol alemán continúa siendo un espacio donde no se acepta completamente la diversidad sexual. Así lo prueba el caso de Thomas Hitzlsperger, quien jugó en el Vfb Stuttgart de la Bundesliga entre 2005 y 2010.
Jugó con Pável y Osorio, Hitzlsperger: el primer futbolista abiertamente gay
El mediocampista llegó a la Mannschaft de Joachim Löw y ganó la Bundesliga con el Stuttgart de los mexicanos en 2007.
Hitzlsperger solo pudo reconocer abiertamente su condición de gay tras colgar los botines en el 2013. Fue convocado a la Mannschaft por Joachim Löw, quien muchas veces fue acusado de alcahuetear a un "grupo de maricones" por el agente del mediocampista Michael Ballack.
Sin embargo, la calidad en círculo central de Hitzlsperger lo hizo el socio perfecto del mexicano Pável Pardo en el Stuttgart campeón del 2007. En aquella escuadra dirigida por Armin Veh, tanto el mediocampista teutón como el azteca propiciaron el surgimiento de Sami Khedira.
Hacia 2010, su ciclo en el equipo suabo terminó y decidió emigrar al extranjero... Pero su decisión no pudo ser más extraña: llegó a la Lazio de la Serie A de Italia.
Esto, pues los seguidores de la escuadra lazial son tristemente conocidos por su intolerancia hacia los grupos minoritarios. En el pasado hicieron mofa de los estereotipos judíos relacionados a la historia de Anna Frank y también han festejado sus victorias haciendo apologías del fascismo.
Hitzlsperger no duró sino seis meses en Italia y se marchó a la Premier League, donde jugó en el West Ham United, junto con el goleador argentino naturalizado mexicano Guillermo Franco. Con 31 años, dijo adiós a las canchas y anunció públicamente su homosexualidad.
Mientras jugó con Pardo y con el oaxaqueño Ricardo Osorio en Stuttgart, no obstante, Hitzlsperger sostenía una relación sentimental con su novia Inga. Dijo haberse concientizado de sus preferencias durante las últimas temporadas de su carrera.
En estos momentos, él funge como director deportivo del club de sus amores: el propio Stuttgart. Su caso sigue demostrando que los vestidores del fútbol profesional todavía son lugares de silencio cuando se trata de reconocer la diversidad.