En una charla en los años noventa con el presentador deportivo argentino Fernando Niembro, el entonces técnico del Atlas de Guadalajara, el también argentino Marcelo Bielsa, arribó a la conclusión de que esa violencia tan característica de los estadios de su país era una cuestión social.
Análisis en contexto: ¿Cómo se llegó a esta violencia en el fútbol argentino?
¿Qué hay detrás de las escenas de vidrios rotos y jugadores conmocionados tras ser heridos con palos y piedras previo al River-Boca?
"Hay una realidad social que explota por donde puede, eso lo sabemos todos," contestó ante la errónea idea de que la violencia del fútbol es exclusiva del fútbol (y no relacionada con otros ámbitos de la vida pública). Hacia el final de aquella década, de hecho, la economía argentina entró en un grave deterioro que culminó en una devaluación y en una crisis financiera en 2001.
Al mismo tiempo que la hinchada del histórico Racing Club de Avellaneda celebraba un título de liga negado desde hacía 35 años, cientos de argentinos del interior de la república y de los suburbios de Buenos Aires rompían cristales de supermercados y vaciaban anaqueles de comida y víveres como resultado del desempleo y de la imposibilidad de acceder a sus ahorros bancarios. Aquello se conoció como "El Corralito."
A grandes rasgos, en aquel año Argentina se fue a la bancarrota, impago de la deuda o "default," por la incapacidad de mantener fijo el tipo de cambio del peso argentino respecto al dólar estadounidense. Con el correr de los años, la economía argentina logró recuperarse vigorosamente, aunque por ahí de 2011 (cuando Brasil, el socio comercial más importante de Argentina, comenzó a sufrir sus propios problemas) había signos de una nueva tormenta.
Un signo de esa nueva tormenta apareció en el fútbol.
Varios equipos argentinos arrastraban deudas imposibles de pagar así que mediante la intercesión del entonces presidente de la AFA, Julio Grondona, fueron rescatados con dinero del gobierno federal. En las elecciones presidenciales del 2015 se debatió fuertemente si debían invertirse recursos públicos en este deporte y, a final de cuentas, la nueva presidencia del país encabezada por Mauricio Macri (ex presidente de Boca Juniors) decidió recortar dicho gasto.
Otra de las primeras decisiones de la administración Macri fue liberar el tipo de cambio entre el peso y el dólar. Durante el verano de 2018, mientras miles de hinchas argentinos aterrizaban en Moscú para ver a Lionel Messi en el mundial, una crisis monetaria originada en Turquía comenzó a impactar las monedas de otros mercados emergentes...
La más seriamente afectada ha sido la de Argentina, cuyo valor está desplomándose, y su gobierno ha entrado en tratos con el Fondo Monetario Internacional para evitar el regreso del 2001. Aunque cierto es que antes del 2001 la voz del FMI ya se escuchaba en la Casa Rosada.
De modo que las imágenes de violencia grabadas en la travesía del autobús de Boca Juniors rumbo al estadio de River Plate por las calles de Capital Federal efectivamente tiene un alto contenido económico, político y social. Cuando el "Loco" Bielsa sugirió que la situación del fútbol argentino estaba ligada a la situación general del país, locuras no estaba diciendo.