A los pocos días de caer eliminados en fase de grupos de la Euro 2016 ante Gales y Eslovaquia, dos seleccionados rusos, Pavel Mamaev y Aleksandr Kokorin, fueron captados en una lujosa discoteca de Mónaco junto a docenas de botellas de champán brindando al son del himno de Rusia.
Rusia 2018, un mundial sin anfitrión: la selección rusa está colapsándose
Escándalos extracancha, manoseos políticos de Vladimir Putin y una liga cada vez más débil sacuden a Rusia a un año de la gran cita.
Las imágenes llegaron a Moscú y la prensa moscovita circuló versiones sobre un presunto gasto entre los dos de 250 mil dólares en cientos de copas del espumoso vino. Ambos rechazaron siquiera haber bebido alcohol. Pero el gobierno ruso montó una investigación para que sus clubes, el Zenit de San Petersburgo y el FC Krasnodar, los suspendieran y los multaran. Así pasó.
Andrey Arshavin quizás fue uno de los más grandes talentos desconocidos de la década pasada. Con el Zenit alzó la Copa Uefa en 2008 y con la Rusia del holandés Guus Hiddink llegó hasta semifinales de la Euro del mismo año. Fichó por el Arsenal inglés y en su primer juego en Anfield Road él solo le metió cuatro goles al Liverpool de Rafa Benítez. Era un extremo que, por decirlo así, brindaba con su mejor champán exclusivamente en los grandes escenarios.
Pero Arshavin desapareció a su regreso a Rusia. La liga que dejó en 2008 había cambiado respecto de la liga a la que volvió en 2013: muchos millones de petrodólares hicieron de los clubes rusos grandes compradores de talento de otras ligas. El Zenit, con el apoyo económico de la empresa energética más grande de Rusia, gastó en una tarde más de 80 millones de dólares por Axel Witsel y Hulk.
Los dos torneos de selecciones a los cuales Rusia clasificó últimamente, Brasil 2014 y Francia 2016, acabaron antes de lo planeado. La Unión de Fútbol de Rusia llevó a Fabio Capello para acceder a la Copa del Mundo tras una ausencia de 12 años y el italiano lo logró, aunque Rusia fue humillada por selecciones no consagradas como Corea del Sur, Bélgica y Argelia. Capello terminó reclamando en una rueda de prensa que un láser en la tribuna en Coritiba causó las equivocaciones del guardameta Igor Akinfeev.
Furioso, pero preocupado ante la posibilidad de ser el hazmerreír de su propio mundial, Vladimir Putin tomó cartas en el asunto.
Mediante su ministro de deportes, Vitaly Mutko, hizo aprobar leyes que habilitan al gobierno a regular el número de extranjeros en la Premier League de Rusia. Al menos seis jugadores elegibles para representar a Rusia deben aparecer en el once titular de cada equipo. De este modo fue que, por mencionar un caso famoso, el delantero venezolano Salomón Rondón fue cortado del Zenit y vendido al West Bromwich de Inglaterra.
Sin embargo, los límites impuestos por Putin en los clubes rusos respecto a los extranjeros no han logrado frenar la decadencia de la selección. El año pasado, Rusia perdió 4-3 con Costa Rica en un amistoso para inaugurar la sede de Krasnodar y ahora Costa de Marfil en otro amistoso también doblegó a los rusos en la misma ciudad.
Para Rusia, partido amistoso es partido perdido.
A poco más de un año de que Rusia inaugure su propia cita mundialista en el Estadio Luzhniki de Moscú, a escasos kilómetros del Kremlin, todo hace indicar que la Copa del Mundo de la FIFA 2018 seguramente carecerá de anfitrión.