Por Simon Evans
México y EEUU se enfrentan en territorio de Trump, un partido más político que nunca
La selección estadounidense ganó los últimos cuatro partidos contra México en Columbus por 2 a 0. El choque se juega bajo la sombra del triunfo del candidato republicano, que con una campaña antiinmigrantes ha barrido en esa región.
COLUMBUS, Ohio.– El fútbol en Estados Unidos no tiene un estadio famoso donde el seleccionado nacional pueda sentirse fuerte en partidos clave acompañado por una multitud de fanáticos.
No hay un Maracaná como en Brasil y tampoco un Estadio de Wembley donde se hace más poderosa Inglaterra.
Pero una vez cada cuatro años, cuando Estados Unidos enfrenta a México por las eliminatorias para el Mundial, el fútbol estadounidense regresa a un sitio donde se siente, al menos por ese encuentro, verdaderamente local.
Ese lugar es Columbus, Ohio.
En el Columbus Crew Stadium, ahora bajo el nombre del sponsor Mapfre Stadium, no hay mucho para sorprenderse. El banquillo de los suplentes es de un metal rudimentario y las butacas para los aficionados de plástico amarillo. Con una capacidad normal para partidos de la Liga Mayor de Soccer (MLS, en inglés) de menos de 20,000 personas, es una instalación perfectamente funcional, pero está muy lejos de ser un ícono.
Sin embargo, algo flota en el aire cuando los dos principales seleccionados de América del Norte se enfrentan en Columbus.
En los últimos cuatro encuentros por las clasificaciones a la Copa del Mundo -2001, 2005, 2009 y 2013- el resultado fue el mismo: Estados Unidos 2 México 0. A los fans de Estados Unidos ya les gusta llamarlo así, en español, ‘Dos a Cero’.
El choque de este año llega con una dosis extra de dramatismo luego de la victoria de Donald Trump, cuya campaña ' Make America Great Again' culminó con una barrida en estados del cinturón industrial como Ohio.
El último partido pudo haber cambiado el resultado repetido cuando cerca del final Estados Unidos tuvo un penal a favor, pero el usualmente confiable Clint Dempsey lo erró y se mantuvo la estadística.
Todo comenzó 15 años atrás cuando una multitud de más de 24,000 personas agotó las entradas para ver un partido que se inicio con un temperatura de apenas 29 grados Fahrenheit ( -1C). Josh Wolff y Earnie Stewart consiguieron los goles, pero muchos creen que el choque estaba ganado antes de comenzar.
“Estaba en el banquillo en 2001”, recordó Frankie Hejduk, exdefensor del seleccionado estadounidense y de los Columbus Crew. “Fue el partido con más frío de los que estuve en toda mi vida. Tan frío estaba que el equipo mexicano no salió al campo para hacer un precalentamiento. Se sentía como menos 100”, dijo.
“Estabamos calentando y decíamos, ‘¿dónde está México?’ Me di cuenta que ahí estaba nuestra primera ventaja: tenían mucho frío. No querían salir de los vestuarios. Solo querían irse de Columbus”, contó.
Hejduk asegura que la elección de Columbus fue un intento por crear algo que el seleccionado de Estados Unidos nunca había tenido antes, una verdadera ventaja como local.
“En ese partido de 2001 había una sensación de que debíamos jugarlo en un sitio donde pudiéramos hacer una diferencia. Un lugar donde fuera frío, ventoso, húmedo y con nieve”.
“Ellos hacen algo similar con nosotros jugando en el Estadio Azteca, con una gran altitud, en una de las ciudades con mayor esmog en el mundo. Juegas allí a veces en las tardes con 100 grados. Eso lo llamo una ventaja del local. También lo vemos en Bolivia cuando juegan en la altura, en La Paz. Y realmente todos los equipos en esa region intentan hacer eso”, mencionó.
Cuando Estados Unidos enfrenta a México en partidos de la Copa de Oro Concacaf o en amistosos para recaudación de dinero, los estadios en Chicago, Arizona o Pasadena, California, están repletos de fans con camisetas en verde y blanco. No es como enfrentar a México en el Azteca, pero ciertamente el equipo estadounidense puede sentirse visitante.
En cambio en Columbus, la capacidad más reducida y la menor población de mexicanos, asegura que Estados Unidos tiene un estadio colmado de fans alentando.
“Al principio era 60-40 con los mexicanos, pero luego comenzó a cambiar gradualmente hasta que en el último partido había un 95 por ciento de fans de Estados Unidos. Por primera vez en la historia Estados Unidos teníamos una ventaja como locales, y fue en Columbus”, dijo Hejduk.
“No necesitamos 90,000 personas. Tiene que ser pequeño, pero impactante, íntimo, y todo el mundo apoyando a nuestro equipo”, dijo.
El capitán de México, Rafael Márquez, jugó los tres primeros partidos en Columbus y afirma que ahora deben pensar en otra cosa.
“Esta es una nueva etapa, con casi la mitad del equipo jugando en Europa. No estoy recordando lo anterior”, dijo. “Hay jugadores con enorme potencial en el equipo e intentamos dejar atrás el pasado” agregó.
Sin embargo, Hejduk cree que la maldición de Columbus estará en los pensamientos de El Tri mientras se alistan para el partido del viernes, primero en la serie clasificatoria para Rusia 2018.
“Sin duda, por el motivo que sea a ellos no les gusta jugar aqui y a nosotros sí. México es un equipo duro de batir en cualquier parte, pero aquí les cuesta mucho y eso juega en sus cabezas”, dijo.
Hejduk espera que una vez más una multitud ruidosa colme el estadio y confía que otros elementos jugarán su parte.
“Ha estado soleado y bellísimo aquí la última semana, pero están llegando unas pequeñas ráfagas del Ártico. No sé cómo explicarlo, es un poco extraño”.