Antoine Griezmann, el niño rechazado que se convirtió en 'Príncipe'

El hijo de un jardinero soñaba con algún día ser futbolista profesional, Antoine Griezmann, según cuentan, tenía condiciones excepcionales y desde los dos años ya mostraba un amor profundo por la pelota, su juguete favorito.

Cerca de la casa en la que vivían en la ciudad de Macon, había el espacio suficiente para imaginar, algún día, jugaría la Eurocopa, pero conforme pasaban los años y Griezmann crecía las oportunidades no llegaban. Jugó en el equipo de su localidad, el UF Macon, pero fue rechazado hasta por siete equipos de su país, incluido el Lyon, equipo de sus amores.

Los motivos para decirle que no a un muchacho de doce años, que evidentemente tenía talento, eran su corta estatura, su bajo peso y la complexión física, que aparentemente no era la adecuada para el fútbol.

Eric Olhats, visor de la Real Sociedad, se enteró de las condiciones del muchacho en un torneo amistoso y de inmediato hizo lo posible para convencer al cuadro español de que el chico valía la pena; con trece años Antoine Griezmann dejó Francia, para vivir la adolescencia con el cuadro ‘Txuri-urdin’.

El inicio fue complicado, dejó a su familia en búsqueda del sueño y solo en temporada vacacional compartía el tiempo con su madre, por cierto de origen portugués.

Su calidad era innegable, pasó por todas las categorías del conjunto vasco hasta conseguir el ansiado debut en el 2009 con el primer equipo y con la confianza del estratega Martín Lazarte.

Existieron momentos de obscuridad y críticas, parecía que la apuesta no era del todo correcta pero comenzó a despuntar, brillaba con su zurda y su velocidad, se ganó a todos para después coincidir con el mexicano Carlos Vela con el que formó una de las duplas históricas del club; el resto es conocido por todos… Atlético de Madrid lo fichó y de la mano de Diego Simeone pulió aún más sus condiciones, jugó una final de Champions y está en la antesala de codearse en las alturas que lograron tocar personajes como Michel Platini y Zinedine Zidane, pasó de ser menospreciado por los clubes de su país a ganarse el mote de ‘Príncipe’.

En el fondo Griezmann no ha dejado de ser un niño, sus alegres festejos y la extraña cábala de usar ropa interior de Bob Esponja nos recuerdan la alegría de jugar futbol.