Este lunes la selección española vio llegar el fin de un ciclo, quizás el más grande y mítico de su longeva historia. La ex Furia Roja, que borró ese mote por su excelso trato de pelota y una identidad de posesión y dominio que marcará siempre su leyenda, dijo adiós hoy al torneo donde se hizo grande: la Eurocopa.
Italia, el principio y fin de la era de oro de España
La Azzurra puso fin a un ciclo, quizás el más grande y mítico en la gloriosa historia de la Roja.
Al perder contra Italia este día, España vio interrumpidos ochos años en lo más alto del fútbol del Viejo Continente tras convertirse en bicampeona de la Euro al levantar el trofeo en las ediciones de 2008 y 2012.
Era el 22 de junio del 2008 y la Roja, dirigida entonces por el legendario Luis Aragonés quien empezaba a forjar un juego colectivo dominante que le dio sus mayores glorias futbolísticas a la nación ibérica, afrontaba los cuartos de final -fase siempre maldecida- contra un rival tan duro como Italia.
La Roja y la Azzurra se nulificaron en 90 minutos en un choque lleno de intensidad, con mayor llegada española pero que culminó 0-0 y tuvo que extenderse hasta los tiempos extra donde tampoco se sacudieron las redes. La definición tendría que llevarse hasta la siempre dramática tanda de penales.
Fue entonces que los jugadores de España se decidieron a cambiar la historia y ejecutaron con valentía. Marcaron Villa, Cazorla, Senna, pero erró Güiza. No importó. El héroe de la noche suiza fue Iker Casillas que tapó los cobros de De Rossi y Di Natale.
El quinto remate español estaba apartado para un joven Cesc Fábregas quien se perfiló de derecha y con un toque raso a la izquierda de Buffon terminó con los demonios de la selección española y metió a la Roja a la semifinal de la Euro celebrada en conjunto por Austria y Suiza donde golearían 3-0 a Rusia.
Entonces llegó el momento de disputar la final contra la invencible Alemania. La 'Mannschaft' no pudo con el vaivén de toques y posesión magnánima de los ibéricos y terminó sucumbiendo 1-0 con solitario gol de campeonato de Fernando Torres.
España volvía a ser campeona de Europa por segunda vez. La segunda estrella continental tardó 44 años en llegar y justo ahí apenas comenzaba la época dorada de la selección española.
Luego de dos años de conquistar Europa, y ya con Vicente del Bosque en los controles, vendría la cita mundialista. Sudáfrica sería la sede. El primer Mundial ‘negro’ de la historia por disposición de FIFA en un territorio sin conquista y que tendría en la Roja a su máximo protagonista con un andar pausado pero efectivo.
España debutó perdiendo sorpresivamente ante Suiza pero luego se repuso con sendas victorias sobre Honduras y Chile. En octavos de final echó a Portugal de Cristiano Ronaldo y luego sufrió demasiado para eliminar a una dura Paraguay.
De nuevo el escenario sería una semifinal ante un gigante como Alemania. Y el triunfo otra vez sería ibérico. España volvía a derrotar 1-0 a Alemania con golazo de Carles Puyol de cabeza que cimbró a todos hasta la Cibeles y ponía a la Roja en la gran final del Mundial del 2010.
El antagonista, Holanda. Fue un partido de tajante dominio y brillantez española con la Oranje dedicada a pegar y esperar su oportunidad al contragolpe. Robben tuvo dos para matar pero la grandeza de Casillas le dio vida a España y el duelo tuvo que irse al alargue para conocer al nuevo monarca.
Entonces cuando todo mundo pensaba en los penales, corría el minuto 115 y apareció Andrés Iniesta que con un derechazo letal coronaba el absoluto dominio y recital español con el máximo cetro que tiene el fútbol: La Copa del Mundo. Primer campeonato mundial para España.
Pero la gloria no frenó ahí. Tras varios meses liderando la clasificación mensual de la FIFA, la selección española regresó a una competencia importante en la Eurocopa 2012, donde buscaría defender su título y refrendar su tan cuestionada condición de favorita.
El certamen se celebró ahora en Polonia y Ucrania, países donde los españoles tuvieron que sortear a los mejores para repetir la hazaña de ser la mejor selección europea por sexto año consecutivo.
Esta vez España avanzaría invicta aunque no con paso perfecto pues en el camino se le cruzó una vieja conocida, Italia. La Nazionale le sacó un cerrado empate 1-1 en lo que ya se preveía como una batalla descomunal que asomaba como una posible final, y así terminaría siendo.
Después de vencer a Irlanda y Croacia en su grupo, vino la fase de eliminatorias donde la Roja dio cuenta de Francia en cuartos de final y de Portugal en semifinales.
España volvía la final de la Euro donde enfrentaría otra vez a Italia, por primera vez en su historia en un duelo por la Copa. El todo por el todo. La supremacía total en Europa o la amargura de ver truncada una proeza. Ocurrió lo primero y de qué forma.
El equipo del ‘Bigotón’ Del Bosque revalidó su título de campeón de Europa con una autoridad categórica. La sorprendente Italia de Mario Balotelli se llevó un auténtico baile en una final inolvidable que culminó con un escandaloso marcador de 4-0 en favor de la Roja.
La selección española lograba lo que nadie, ser bicampeona de la Euro. Un hecho sin precedentes alcanzado por una generación majestuosa con Casillas, Xavi, Iniesta, Puyol, Ramos, Torres, Villa, Silva, Cazorla y muchas otras estrellas que grabaron su nombre con letras de oro en la historia del balompié español.
La víctima fue la selección de Italia. Aquella vieja conocida que endosó derrotas imborrables como en el Mundial de Estados Unidos 1994 o la Euro 1988, era la que quedaba en la lona, abatida por la superioridad ibérica que tenía al mundo a sus pies por el irrepetible hito Euro-Mundial-Euro en seis años de dictadura en el universo de la redonda.
Y ahora es precisamente la selección italiana la que pone fin a ese espléndido periodo español. Tuvieron que pasar ocho largos años y cinco días para que Italia cobrara venganza de aquella eliminación en la Euro 2008, la que estaba llamada a ser su copa, tras conquistar el Mundial en Alemania dos años antes.
Atrás quedaron los Baggio, Totti, Del Piero, Maldini o Cannavaro. Esta vez la estrella no fue una. Paradójicamente, Italia derrotó a España en lo que mejor hace: el juego colectivo. El arrojo italiano, la calidad técnica y la elocuencia con la que los transalpinos superaron a la Roja es digna de enmarcarse.
La Nazionale de Antonio Conte, el mismo centrocampista que estuvo aquella tarde de 94’ en Boston echando a España, fue pragmática y contundente, superior a la Roja a la que dejó fuera con un 2-0 lapidario para sus aspiraciones jerárquicas.
Esta Italia no necesitó de un destello individual para salir avante. Controló y dominó a España peleándole al tú por tú, siendo ofensiva, ordenada, con ataques frontales y, sobretodo, arrebatándole la pelota. Esa que no presta y que hoy no supo seducir por el gran juego de la Azzurra.
La selección italiana se impuso a la Roja con definición de Pellé y gol de vísceras de Chiellini, que junto a los brillantes Buffon y De Rossi, cobraron revancha de su caída en 2008 y cerraron el círculo, el que se abrió en Viena donde, en emotiva ronda de penales, Italia le heredó la grandeza a un equipo que con trabajo y un soberbio estilo de juego se llevó el reconocimiento de todo el orbe.
El fracaso mundialista en Brasil 2014 inició las especulaciones del fin de una era para España, pero la esperanza ibérica se recargaba en el Viejo Continente, esa región donde los clubes españoles llevan tres temporadas en la cima y cada año parecen imbatibles.
Pero España no pudo contra los fantasmas de su pasado y, fruto de sus propios errores, un sistema desgastado y de una generación en plena transición, acabó eliminada y con muchas interrogantes para el futuro inmediato. Eso sí, derrotada no por cualquiera. Cayó ante su vieja amiga, la Pentacampeona, Italia, la misma selección que la invitó a conocer la gloria.