“Mi encomienda es que se vuelva a hablar de fútbol”, dijo sonriente el suizo Gianni Infantino tras resultar electo presidente de la FIFA en el Congreso Extraordinario del 26 de febrero del 2016. Su compatriota Joseph Blatter había sido derrocado y acusado por la justicia de Suiza por lavado de dinero junto a Michel Platini en conexión con el terrible escándalo de corrupción.
Gianni Infantino aprendió muy rápido las mañas de todo buen político populista
En campaña prometió acabar con la corrupción de FIFA, pero retomó la propuesta del Mundial agrandado que ya existía antes de su elección presidencial.
Como varios políticos que en campaña son unos y ya en el gobierno son otros, a Infantino repentinamente le dio amnesia de todo lo relacionado con sobornos y fraudes durante la presidencia de su antecesor.
Se olvidó de las acusaciones contra Franz Beckenbauer por haber comprado los votos del Mundial de Alemania 2006; se olvidó de las condenas a los dirigentes de Conmebol y Concacaf; se olvidó de Jack Warner… Y se olvidó de las evidencias de que en Qatar se violan derechos humanos en la construcción de estadios mundialistas.
La FIFA, en otras palabras, sigue siendo un régimen “presidencialista”, en el cual el Poder Ejecutivo manipula a su antojo al Poder Legislativo. Sabiendo bien que sería una idea muy popular entre federaciones de países chicos, Infantino tomó una propuesta que ni siquiera era suya (ampliar el número de selecciones participantes en la Copa del Mundo, la cual aparecía ya en el Reporte del Comité de Reformas del 2 de diciembre de 2015).
La votación entre los 37 miembros del Consejo de la FIFA (ojo, no votaron todos los 211 países miembros), como no podía ser de otra forma, fue unánime. Infantino se salió con la suya gracias al apoyo de federaciones tan pequeñas como la de Chipre, Burundi, Malasia, Samoa Americana y las Islas Cook.
Si logra llegar al 2026 sin acusaciones ni escándalos de corrupción bajo su presidencia, Infantino cortará el listón rojo del primer Mundial de 48 selecciones, el cual será un rotundo éxito económico (aunque su calidad deportiva está bastante sujeta a discusión). Hay que recordar que, con las nuevas reformas, el presidente de la FIFA se puede reelegir hasta por tres períodos de cuatro años, mismos que los miembros del Consejo de la FIFA.
Así que habrá Gianni hasta 2028. Eso si antes él y su Consejo no reforman los estatutos del organismo para reelegirse indefinidamente y convertirse en Sepp Blatter II.
César Martínez ( @CesarKickoff)