Y el trillado objetivo de alcanzar el quinto partido en un Mundial seguirá para el fútbol mexicano, solo que ahora el camino será mucho más sencillo para lograrlo.
Quinto partido, obsesión mexicana hasta en 2026
El Tri se quitará de encima el espinoso camino eliminatorio que cada cuatro años transita.
La decisión de aumentar a 48 las selecciones que participarán en un Mundial beneficia en el aspecto económico pero generará que el nivel futbolístico decaiga considerablemente.
Con mucha mayor chance de calificar al Mundial, el Tri dejará de sufrir para calificar en la eliminatoria de la Concacaf. Seguramente desaparecerá el Hexagonal y no siempre podremos ver un México-Estados Unidos en Columbus o un México-Honduras en San Pedro Sula.
La selección mexicana llegará más descansada, los jugadores europeos tendrán menos viajes y seguramente las críticas bajarán. De igual forma, el nivel azteca no será el mismo.
Ya en Mundial, sitio donde México nunca deberá faltar (si antes era imposible, ahora más), la obligación será superar sin problemas y en primer lugar un grupo de tres equipos donde califican dos.
En deciseisavos de final, salvo muy mala suerte, el Tri tampoco deberá conflictuarse para meterse a los octavos de final. Pero a partir de ahí, como siempre, empieza la Copa del Mundo.
La maldición del cuarto partido, ese que perdemos de manera consecutiva desde Estados Unidos 94, volverá a ser el reto del equipo mexicano y así, jugar el famoso quinto juego que solamente ha disputado el Tri en Copas del Mundo organizadas en el país azteca.
El discurso no cambiará. El reto seguirá siendo el mismo, solamente que ahora, será un poco más sencillo que antes. Una buena calificación al Mundial debería dejar al Tri como cabeza de grupo en 2026 y a partir de eso, intentar aumentar el nivel a lo que más dé.
México, y el resto de selecciones rankeadas entre los primeros 25 lugares de FIFA, sufrirán una decisión deportivamente inentendible.