Lejos de sus diferencias - uno mexicano, consolidado en el Real Madrid, el otro búlgaro recién llegado al FC Barcelona-, Hugo Sánchez y Hristo Stoichkov guardaban alguna similitud hace 26 años.
De cómo un clásico desangelado, Hugo y Stoichkov lo incendiaron: Supercopa de España 1990
Hristo Stoichkov y Hugo Sánchez fueron los protagonistas de la Supercopa de España de 1990 y no precisamente por sus goles. Uno piso al árbitro y el otro encaró e insultó a la afición rival tocándose los genitales.

Además de compartir la Bota de Oro de la campaña 89-90, al máximo goleador de Europa con 38 goles, ambos poseían un carácter fuerte y desbordante que los llevó a lo más alto del fútbol mundial pero que en el juego de ida de la Supercopa de España de 1990, los rebasó.
Uno piso al árbitro y el otro encaró e insultó a la afición rival tocándose los genitales en uno de los Derbis más cargados y tensos que se recuerden.
Un Clásico desangelado
Hugo, con 32 años, ya era una figura histórica con sus remates acrobáticos y había alcanzado su pico futbolístico. En la campaña 89-90 también ganó su quinto y último Pichichi. Hristo, con 24 años, era el niño nuevo y rebelde del barrio recién llegado al club catalán desde el CSKA Sofía de su natal Bulgaria. Con una velocidad y potencia a prueba de cohetes.
En los banquillos, dos leyendas para tan importante ocasión. Alfredo Di Stefano en el blanco y Johan Cruyff en el azulgrana. El primero dirigía las últimas grandes tardes de la Quinta del Buitre y el segundo estaba por hacer eclosionar al legendario Dream Team.
La Supercopa -al igual que actualmente- enfrentaba al campeón de Liga, Real Madrid, y al de la Copa, Barcelona. Pero de reciente creación en esos días, nació en 1982, la prensa aún no le cobraba estima y le llamaba título “desangelado” o “descafeinado”. El juego se celebró el 5 de diciembre de 1990 en el Camp Nou.
Barcelona dominaba la Liga 90-91 en esos primeros días de diciembre y Cruyff decidió aquella noche alinear a un equipo mayoritariamente de debutantes y jóvenes. Mientras Di Stefano ocupó a la mayoría de sus figuras.
El conjunto catalán traía una inercia de buen juego y supo mantener a raya a su rival. Fernando Hierro estrelló el esférico en el travesaño en el cobro de un tiro libre, pero no hubo más noticias de los Merengues en los primeros instantes.














La bomba Stoichkov explota
Pero a los 40 minutos del partido, junto a la línea de banda más cercana a las bancas, Stoichkov fue derribado por Chendo cuando lo intentaba eludir. Ildefonso Urízar Azpitarte, el árbitro, no observó infracción en la acción y dejó seguir la jugada.
Desde el banquillo, Cruyff vio algo bien distinto, reclamó a grito abierto la jugada. Urízar entonces le mostró el cartón amarillo, pero aquel no paró y la tarjeta roja se hizo inevitable. El ánimo en las gradas del Camp Nou estaba encendido y en la cancha, Hristo hizo eco de ello.
Como Cruyff, Stoichkov reclamó y Urízar procedió exactamente de la misma manera que había hecho con el técnico. Primero le amonestó y ante la insistencia, y el tono airado del goleador, le expulsó. Desde la tribuna, la afición encolerizada arrojó objetos a la cancha. Y el futbolista búlgaro hizo lo impensable.
Tras ver el cartón rojo, parecía abandonar el campo pero sólo fue un amago. Volvió, encaró a Urízar y le dio un pisotón en un tobillo. Escándalo asegurado.
El show de Hugo
El juego prosiguió tras calmarse los ánimos, pero ya no fue el mismo. Las circunstancias cambiaron y Real Madrid buscó aprovechar su ventaja numérica y lo logró. Barcelona resistió como pudo, sin embargo a los 54 minutos, Sanchís dio un pase a profundidad a Butragueño y éste centró a la llegada de Michel que empujó el balón a las redes casi sobre la línea de gol. El marcador ya no se movió.
Cuando Urízar pitó el final del partido de la tribuna no dejaron de caer objetos al campo. Los jugadores del Barcelona abandonaron velozmente el campo. Los árbitros hicieron lo propio protegidos por los escudos de la Policía Nacional.
Pero un pequeño grupo de madridistas - Chendo, Hierro, Butragueño y Hugo, entre ellos- se mantuvo en el campo argumentando que no era seguro dejar la cancha. Un par de minutos más tarde, la Policía Nacional dispersó a los rijosos cercanos al acceso de los vestidores y los futbolistas que quedaban sobre el césped pasaron apresuradamente. El capitán Chendo de último.
En algún punto de ese lapso de tiempo, Hugo Sánchez miró a la tribuna y se tocó los genitales en actitud provocadora, y retadora.
El clásico, en cinco duelos
Los castigos
La televisión fue la delatora luego de que tanto catalanes y madridistas negaron el pisotón de Stoichkov y el gesto de Hugo. Una semana después, Real Madrid se llevó 4-1 el partido de vuelta y con ello la Supercopa de España.
Las sanciones a ambos atacantes tardaron algo más de tiempo. Luego de apelaciones y recursos, el fallo contra Hristo se dio hasta enero. Le dieron dos meses y dos juegos de suspensión, y una multa de 700 mil pesetas.
A Hugo le abrieron un expediente una semana después del encuentro y se le sancionó con dos encuentros al igual que con 139 mil pesetas.
El texto del porqué del castigo de Hugo, redactado por la Federación Española de Fútbol y publicado por el diario El Mundo Deportivo, es una joyita en sí misma.
“Son hechos probados que al término del partido, y tras iniciar su marcha a los vestuarios, el jugador (Hugo Sánchez) dio media vuelta y retrocedió, girándose y dando vista a la grada frotó con su diestra sus más íntimas partes de manera inequívoca y prolongada, considerando este órgano que tal proceder es claramente constitutivo de ofensa a los espectadores”.