Chivas lo hizo. Con poco, pero lo hizo. El Rebaño Sagrado está en la antesala de un nuevo campeonato, uno que le dé brillo no solo a nivel nacional sino internacional dentro de la Concacaf Liga de Campeones.
Mucho premio para tan poco fútbol: Chivas eliminó al Red Bulls y jugará la final de la Concacaf
El Rebaño jugó uno de los peores partidos de la Era Almeyda; aún así, tiene chance de sumar un nuevo título a sus vitrinas e ir al Mundial de Clubes.
En Nueva York su fútbol se congeló; no apareció en uno de los peores encuentros que se le tenga memoria. Pero el fútbol es así, no siempre gana o califica el que mejor juega. Suena a obviedad, pero goles son amores, y en este caso el que marcó en la ida Isaác Brizuela valió para estar en una gran final.
Toronto FC o un gran Clásico ante América. Eso le queda a unas Chivas que prácticamente están salvando el semestre luego de un torneo de Liga MX de muchos altibajos.
Dirán lo que quieran, pero este Rebaño Sagrado de Almeyda gana, y no solo partidos, obtiene títulos. Ya lo hizo en la Copa, lo obtuvo en Liga MX y ahora está en la final de la Concacaf Champions League.
El juego de hoy resultó olvidable, anecdótico si queremos ser positivos pues de fútbol hubo muy poco.
Apáticos, frágiles y sin idea futbolística. Así podríamos describir a los futbolistas de las Chivas en el primer tiempo.
Mientras NY Red Bulls salió a devorarse 'la Gran Manzana', Chivas arrancó tímido y asustado, congelado por el fuerte aire que se vivía en New Jersey.
New York Red Bulls fue un torbellino en el primer lapso; ese equipo rocoso que jugó en el Estadio Akron una semana antes se había vuelto un mar de buenas ideas y mejores decisiones; transiciones de pelota que volvían loca a la defensa del Rebaño Sagrado donde la zaga mexicana no conseguía controlar la pelota.
En el medio campo, Rodolfo Pizarro, el inteligente del equipo, no lograba controlar la pelota, mientras que Orbelín Pineda y Michael Pérez eran superados por la fortaleza del equipo neoyorquino.
Así, apenas a los 6 minutos llegó el primer aviso del New York Red Bulls. Tim Parker metió disparo que pasó apenas desviado del arco de Rodolfo Cota. Eran momentos en los que la tensión comenzaba a asomarse en el arco del Rebaño.
El segundo aviso llegaría a los 15 minutos; a Chivas le quemaba la pelota y cometía errores infantiles obligando a Rodolfo Cota a estar muy atento. Gracias a una buena salida que acabó en un cruce con Alan Pulido, Derrick Etienne no abrió el marcador para los estadounidenses.
Poco a poco, ese 'Chivas, Chivas' que reinaba en el Red Bull Arena comenzó a silenciarse por el fútbol de los locales y la algarabía de la hinchada estadounidense. Una probable mano de José de Jesús Godínez fue silbada por toda la afición local y pedida a gritos por el entrenador de los Red Bulls.
Chivas no llegaba, y al final, acabó sin un solo tiro a gol. Una sola jugada que pusiera en aprietos al arquero Luis Robles. Así de lacrimógeno fue el inicio para el Rebaño Sagrado.
Aún, Derrick Etienne Jr. y Danny Rover tuvieron otro par de opciones para el New York Red Bulls que armaba lo que quería en el área de las Chivas.
El segundo tiempo se mantuvo en una situación similar; Chivas cometiendo errores infantiles en la salida y Red Bulls intentando aprovecharlos gracias a una intensa presión.
Rodolfo Cota acabó siendo factor. Jugando adelantado fue un defensa más para Chivas, y en su labor de arquero, una notable seguridad salvando todo lo que llegaba a su arco.
En Red Bulls debutó el Kaku Gamarra para poderle dar más fútbol a los estadounidenses y aún más presión a una zaga rojiblanca que se equivocaba demasiado; primero Carlos Salcido, luego Carlos Cisneros y después Edwin Hernández.
Conforme pasaron los minutos, Chivas comenzó a asentarse un poco más en el campo; curiosamente el más inteligente para sacar la pelota dominada fue Alan Pulido quien tenía que regresar mucho para tener contacto con el balón.
Fue hasta el minuto 52 cuando llegó el primer aviso, muy tibio, de las Chivas luego de un disparo de Edwin Hernández que pasó muy desviado. Era, al menos, un toque de atención para la zaga estadounidense que había tenido poco trabajo al momento.
Chivas jugaba con la desesperación del rival y apostaba al contragolpe; al tiempo que tenía un cerillo en las manos que en cualquier momento podía encenderse y quemarlo por completo.
Al final, merecido o no, Chivas se llevó un premio muy valioso, uno que le dará tiempo para mejorar su fútbol y así encarar la gran final de la Concacaf Champions League. Guadalajara no jugó bonito, pero fue efectivo, al menos en defensa. Con la suerte de su lado, echó a una extraordinaria versión del New York Red Bulls.
Ahora, a esperar: Toronto FC o un Clásico de Clásicos que se antoja fabuloso. Las Águilas del América tienen la última palabra.