Veracruz, MÉXICO.- Es evidente que Tigres aún no marcha al nivel que se le puede ver y se le conoce, pero sí ha tenido el punch suficiente para salir de la racha de tres partidos perdidos e imponerse claramente a Veracruz con un lapidario 3-0.
Despertó la fiera; Tigres a zarpazos y mordidas goleó 3-0 a Tiburones
Con goles de Gignac, Quiñones y Damm los universitarios enseñaron los dientes y dejaron a Veracruz en una situación comprometida en la tabla del descenso.
Y es que a los universitarios les ha costado carburar en un encuentro que fue suyo de principio a fin ante unos Tiburones demasiado contemplativos y carentes de fútbol, marca e incluso garra.
Porque el conjunto local también dejó atrás su invicto de la campaña en el Luis 'Pirata' de la Fuente y lo que es más doloroso, de ganar Morelia a Toluca le igualará en la tabla porcentual.
Porque fue un 3-0 claro y contundente, pero pudieron ser al menos un par más. El duelo lució como una puesta a punto de los felinos que mejoraron y tomaron confianza con el paso de los minutos.
Gignac y Sosa, en la primera mitad, fueron el ejemplo claro de lo que los de Ricardo Ferretti habían mostrado hasta el momento en la campaña.
Fallaron un par de jugadas cada uno, tan claras y a modo que más de uno abrieron los ojos dudando del campeón.
Pero más tarde, Veracruz le dio tiempo y oportunidad para coger ritmo, le prestó el balón y la banda izquierda por donde generaron sus mejores chances.
Porque ni Antonio Briseño ni Kristian Álvarez ni Egidio Arévalo o Marcelo Alatorre consiguieron detener a Gignac, Sosa y compañía.
Por ese sector izquierdo entró Sosa y centró a Gignaca a los 65 minutos para el primer gol, por ahí mismo Gignac sirvió a Luis Quiñones a los 76 para la segunda anotación.
El tercero vino por la otra banda en un pase de Dueñas a Damm a los 85.
Sin capacidad de reacción Tiburones se fue sumiendo en sus propios errores y ayudó al campeón a tomar confianza y, muy probablemente, a ponerse a punto para lo que resta del torneo.
Mención aparte merecen los incidentes violentos que se desataron al final del encuentro.